United States or Aruba ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y para , al nombre de Pereda van unidos inseparablemente, no Pedro Sánchez, en las barricadas ni en la oficina de un gobierno político, sino don Silvestre Seturas, en su perpetua lucha con los curiales, heredada de tres generaciones; Cafetera, trincando la estopa y sosteniendo batalla campal con Pipa y los de su cuadrilla, a la sombra veneranda del castillo de San Felipe; Juan de la Llosa, examinando gravemente la estampa de la Leona y de la Gallarda; Tremontorio, tejiendo su red o consolando a las mujeres en la rampa grande del Muelle; don Recaredo, marcados pecho y espalda por la garra de los osos inmolados en sus cacerías.... El otro Pereda será una de las esperanzas, o mejor dicho, una de las realidades de la novela contemporánea española; tendrá algo de Balzac y algo de Dickens y algo de Topffer.... Yo lo reconozco, y le admiro más que nadie, y me alegro que haya demostrado esta vez que sabe hacer una novela en todo el rigor de la frase; en suma, que puede hacer cuanto hacen otros.

Allí la Baniana romana descubre la veneranda toga de sus ediles y duunviros en un panteon subterráneo donde se hallaron en nuestros dias urnas cinerarias pertenecientes á la familia Pompeya. Allí ostenta la arquitectura cristiana de los siglos medios sus esbeltas curvas ojivales en las iglesias de Sta.

Pero es cosa que debe de constar en muchos libros..... Ya lo averiguaré con el tiempo; y, si no, me moriré con esta dulce ignorancia, que tanto campo deja á las suposiciones de mi fantasía. En el ínterin, y no sin grande emoción, seguíamos marchando hacia la veneranda Universidad, que, como todos sabéis, es una de las mayores glorias de España.

Inmediatamente los arrojé por la ventana, sintiendo un extraño placer al oírlos quebrarse sobre los guijarros de la alameda. Tocole uno a la veneranda cabeza de mi tío que pasaba por allí. La suerte que llevaba sombrero; pero, con todo, hallando este procedimiento fuera de todas las leyes de la buena educación, no pudo contenerse y respondió con una expresiva exclamación.

Para completar este bosquejo será bien dar una ligera idea de la devota gente que poblaba estas santas casas, de su modo de vivir, de sus usos y sus trages, ciñéndonos, como la índole de nuestro trabajo lo requiere, á la parte gráfica y pintoresca de la veneranda regla, y dejando sérias investigaciones sobre la disciplina religiosa para los escritores de historia eclesiástica: que por cierto, y sea dicho de paso, tienen mas ámplios y abundantes fundamentos que nosotros los amantes de las antigüedades artísticas, para desenvolver sus elucubraciones.

Esto es asombroso; esto no se cree antes de pensar y de ver con cuidado lo que sucede; pero sucede realmente; es una verdad; una verdad que anda por todo el mundo; una verdad que reconstruye, por decirlo así, el sistema de todos los pueblos, aun el de aquellos pueblos que muestran más tenacidad en hacer del tiempo presente un centinela del tiempo pasado. ¿No veis movimiento en la India, en el mismo Japon, aun en el propio imperio Chino? ¿No veis que ese Japon abre sus puertos á las naves de ciertas naciones, profanando el misterio tradicional que la religion atribuye al legado de Sinto, á su oculto y divino Diari? ¿No veis agitarse la atmósfera en la China, en ese vastísimo imperio, en ese inmenso hogar de centenares de millones de criaturas? ¿No advertís como cierto vaiven, cierta oleada, en el ambiente de ese pueblo, convertido, hace miles y miles de años, en un guardian que contempla con ojos desencajados la urna veneranda de sus tradiciones? ¿No hallais algo extraño, sumamente extraño, en esa China, en esa segunda humanidad, en esos hombres cubiertos de polvo; el polvo que ha debido dejar detrás de la pisada autómata de tantos siglos?

Por medio de su pañuelo doblado, la limpiaba Julián del moho, tocándola con manos delicadas. Desde niño le había enseñado su madre a reverenciar la sangre ilustre, y aquel pergamino escrito con tinta roja, miniado, dorado, le parecía cosa muy veneranda, digna de compasión por haber sido pisoteada, hollada bajo la suela de sus botas.

Esta imagen veneranda fué trasladada á la parroquia de San Sebastián, y aquí fundaron los principales cómicos, en julio de 1624, una hermandad ó cofradía de Nuestra Señora de la Novena, congregación que duró más de un siglo, y á la que pertenecieron como hermanos los principales y más célebres actores de España.

Con todo, dijo que diesen la camisa a Sancho, y, encerrándose con él en una cuadra donde estaba un rico lecho, se desnudó y vistió la camisa; y, viéndose solo con Sancho, le dijo: -Dime, truhán moderno y majadero antiguo: ¿parécete bien deshonrar y afrentar a una dueña tan veneranda y tan digna de respeto como aquélla? ¿Tiempos eran aquéllos para acordarte del rucio, o señores son éstos para dejar mal pasar a las bestias, tratando tan elegantemente a sus dueños?

Imaginábase él que ajar, siquiera fuese en broma, la flor de la modestia virginal era abominable sacrilegio. Por lo que su madre le había contado y por lo que en Nucha veía, la señorita le inspiraba religioso respeto, semejante al que infunde el camarín que contiene una veneranda imagen.