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Pero su cólera fué ablandando al influjo de las lágrimas, se trasformó en suave melancolía, y de esta melancolía brotó al cabo una extraña dulzura que la llenó de sorpresa. Se había disipado el misterio. Ya sabía lo que era ser abofeteada por un hombre. Destruído aquel último baluarte de su orgullo, permaneció tranquila á merced de su vencedor.

Y después, con desprecio, en la augusta agonía de la tarde, se ríe el hombre de su orgullo necio que quiso hacer de indiferencia alarde, pues mientras vive, lucha, y es al cabo, César potente o miserable esclavo, lidiador en la vida, aun el cobarde. Siempre el mortal, en su inquietud batalla; y mártir o verdugo, vencido o vencedor, en la lid halla lauro esplendente o vergonzoso yugo.

«Otorgó el vencedor que aseguraba las vidas y haciendas á los moradores en pacífica y quieta posesion, que no arruinaria las mezquitas, ni estorbaria el uso y ejercicio público de la religion, que tendrian sus cadíes que juzgasen sus pleitos y causas, etcConde, año 1085.

Al fin la sombra gigantesca del tren imperial se movió y pasó casi tocando el nuestro, dejándonos ver en él fondo de un carruaje la figura del vencedor de Solferino y negociador de Villafranca.... El silencio era completo; ningún grito estalló en medio de las sombras y el soberano se perdió en las tinieblas del valle.

Gracias á los «rayos negros», en unas cuantas horas se cambió el orden de la vida, y el Comité vencedor se instaló en el antiguo palacio imperial, decretando que había muerto para siempre el gobierno de los varones. Mentiría si le dijese que este movimiento feminista fué unánime.

En estas guerras quedan de esclavos los prisioneros que tomó en la pelea el vencedor, que los vende a los moros infames que andan por allá buscando prisioneros que comprar, y luego los venden en las tierras moras.

Una tarde del mes de enero entró mi tío Ramón a casa con la noticia de que al día siguiente desembarcaría indefectiblemente el ejército vencedor por el muelle de pasajeros.

Va Zadig á él, le desarma; y quando mas enfurecido el Egipcio se quiere tirar á él, le agarra, le aprieta entre sus brazos, le derriba por tierra, y poniéndole la espada al pecho, le quiere dexar la vida. Desatinado el Egipcio saca un puñal, y hiere á Zadig, quando vencedor este le perdonaba; y Zadig indignado le pasa con su espada el corazon.

«¿A qué no se atreverá, llevando en el pecho lo que lleva?», se decía Morales con envidia. Ni los hombres ni las fieras podían inspirar miedo á Jaramillo. En una taberna del campo se batió con cinco paraguayos de los más bravos, resultando ileso y vencedor.

He servido algunos años en el ejército francés; conozco lo que es Napoleón para la guerra, y lo que son capaces de hacer sus soldados y sus generales. Cien mil de aquéllos han entrado en España al mando de los jefes más queridos del Emperador. ¿Saben ustedes quién es Lefebvre? Pues es el vencedor de Dantzig. ¿Saben ustedes quién es Pedro Dupont de l'Etang?