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Y la condición que tenía de ser liberal y gastador le procedió de haber sido soldado los años de su joventud, que es escuela la soldadesca donde el mezquino se hace franco, y el franco, pródigo; y si algunos soldados se hallan miserables, son como monstruos, que se ven raras veces.

Figúrese el lector la situacion siguiente: puesto en la plaza de la Concordia, frente á la Magdalena, se ven dos palacios: uno es el ministerio de Marina y de las Colonias: el otro corresponde á diferentes particulares, los cuales le dieron la forma de palacio para que formara un grupo simétrico con el de Marina.

Ya está más tranquila, ya no se mueve.... Me estoy mirando... ahora. ¡Qué linda eres! Ven acá, niña mía añadió el ciego, extendiendo sus brazos. ¡Linda yo! dijo ella llena de confusión y ansiedad . Pues esa que veo en el estanque no es tan fea como dicen. Es que hay también muchos que no saben ver. , muchos. ¡Si yo me vistiese como se visten otras!... exclamó la Nela con orgullo. Te vestirás.

Dice así: «Ya ven vuessas mercedes, que los reyes Aguardan allá dentro, y no es posible Entrar todos á ver la gran comedia Que mi autor representa, que alabardas Y lancineques, y frinfrón impiden La entrada á toda gente mosquetera: Mañana en el teatro se hará una, Donde por poco precio verán todos Desde el principio al fin toda la traza, Y verán que no acaba en casamiento, Cosa común y vista cien mil veces, Ni que parió la dama esta jornada, Y en otra tiene el niño ya sus barbas, Y es valiente y feroz, y mata y hiende, Y venga de sus padres cierta injuria, Y al fin viene á ser rey de un cierto reino.

Pruebas del indiferentismo indio se ven inmediatamente que se ancla en un puerto de Filipinas.

Se ven otros dos, mas pequeños, cerca de Cololo: las aguas de todos ellos son muy heladas y enteramente desprovistas de pescado. Temperatura y clima.

32 Yo Soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Mas Moisés, temeroso, no osaba mirar. 33 Y le dijo el Señor: Quita los zapatos de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa. 34 He visto, he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído el gemido de ellos, y he descendido para librarlos. Ahora pues, ven, te enviaré a Egipto.

Acercósele Luján por detrás, y poniéndole una mano sobre el hombro, díjole con voz extraña: ¡Tapón... ven acá!... Levantó este los ojos, y a la vista de aquel pálido rostro y aquel torvo ceño, inmutóse mucho; soltó al punto la caña, tercióse al hombro en silencio la chaqueta y levantóse dócilmente: Anda delante dijo Paco.

Que... habéis sufrido... Perdonadme mis pecados. Perdonadme... mis pecados. Y salvad mi alma. ¡Quita, quita! dijo la moribunda separando con mano vacilante a su hija . No; yo no me muero..., estoy buena... Ven acá, Martita... ¿No es verdad... que no me muero..., hija mía?

¡Vamos, no diga usted eso, Vice-Rector! contestaba el canónigo Irene empujando la silla en que aquel se sentaba; en Hong Kong hacen ustedes negocio redondo y construyen cada finca que... ¡vaya! ¡Tate, tate! contestaba; ustedes no ven nuestros gastos, y los inquilinos de nuestras haciendas empiezan á discutir...