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Una de las dos, rubia, hablaba con vehemencia y en voz baja; la otra, de hermosos cabellos negros, escuchaba con los ojos bajos y deshojando el ramillete de níveas camelias que tenía en la mano. Indudablemente le preguntaban y no quería responder.

Con acento de entusiasmo hablaba Amaury de su desilusión, con vehemencia de sus extinguidas pasiones, diciendo que no quería vivir más para , sino para los demás, pues no aceptaba la existencia ni podía comprenderla sin una total consagración al amor del prójimo. El doctor aprobaba, tácitamente todas estas utopías y movía la cabeza con grave continente al oír tales ensueños.

Está bien; pero lo que da mal cariz a esta cuestión es el hecho de haber usted amado a Magdalena ocho meses hace con tanta vehemencia como en la actualidad ama a Antoñita. ¡Oh, Amaury! dijo lastimeramente Felipe. Estás abriendo la herida de mi corazón, desgarrando mi atormentada conciencia; concédeme siquiera diez minutos de audiencia y al cabo de ellos me compadecerás lejos de culparme.

El deseo de una cosa de tal suerte muda la fantasía, y altera al juicio, que si es muy vehemente nos hace errar. Este deseo le gastó la fantasía de manera, que ninguna otra cosa imaginaba con mayor vehemencia.

Clara comprendió, por la vehemencia con que el joven hablaba, que era cierto su interés, y conoció también que la pintura que del viejo hacía no era exagerada. El desconocido obraba con la mayor nobleza, sinceridad y buena fe. Era uno de esos caracteres inclinados á las aventuras difíciles y que implicaban la salvación peligrosa de los que sufrían.

Nada seguramente. Nos casaríamos, y acto continuo nos iríamos a Jerez, para que conociese a sus amigas y a sus tíos. ¡Qué susto llevarían todos al verla del brazo de un caballero, y mucho más, cuando supieran que este caballero era su marido! Estaba tan linda, tan graciosa, que no pude menos de pedirle con vehemencia que me permitiese darla un beso. No fue posible.

Doña María, desde su trono, me interpeló pomposísimamente de esta manera: Pero, Sr. D. Gabriel, que oigamos todos esas maravillas que está usted contando con tanta vehemencia, con tanto ardor.

Este callar era heroico, este disimular demostraba a gritos la vehemencia y sublimidad de un generoso afecto. Llega a tal extremo el Conde decía Rosita , que será capaz de tener un desafío con quien divulgue por ahí que Beatriz le ama. E pur si muove añadía el poeta Arturo, si por acaso se hallaba allí.

Aquella violenta confesión la dejó postrada y sin aliento, como si con sus palabras exhalara la mitad del alma. Lázaro le dijo con mucha vehemencia: No lo merezco, señora. Yo soy muy inferior á usted; yo soy un miserable, indigno de esa pasión. Pero no puedo estar aquí más. Ahora más que nunca es mi deber declarar que soy el más malvado de todos los hombres si no me aparto de aquí al instante.

Dimmesdale, entonces tiene un medio de arreglar las cosas de manera que la marca se ostente á la luz del día y sea visible á los ojos de todo el mundo. ¿Qué es lo que el ministro trata de ocultar con la mano siempre sobre el corazón? ¡Ah! ¡Ester Prynne! ¿Qué es lo que oculta, buena Sra. Hibbins? preguntó con vehemencia Perla. ¿Lo has visto? Nada, querida niña, respondió la Sra.