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Esa inmensa region, de asombrosa fecundidad y tan felizmente dotada de fáciles comunicaciones en sus muchos rios afluentes, el Magdalena, los caños ó canales naturales y las llanuras vastísimas, es un desierto solitario, inculto, á donde el hombre casi no ha llevado su poder conquistador, y en cuyo seno existirá en una época lejana una poblacion vigorosa de muchos millones y de riqueza imponderable.

Las plantaciones de la mision son vastísimas, y como están muy bien cuidadas, producen con abundancia algodon, maiz, mandioca, arroz, cañadulce y cacao; frutos que son de la propiedad del Estado. Las plantaciones pertenecientes á los indios están algo apartadas de la mision, sobre las orillas del riachuelo Negro.

Es tal su opulencia de mármoles, que su solo pavimento de grandes baldosas blancas y negras ha costado la fuerte suma de 125,000 duros. Como se ve, las proporciones son colosales. Sus cinco vastísimas naves son de una majestad imponente, sobre todo la central, cuyo admirable artesonado de piedra reposando sobre numerosas columnas formidables y atrevidas es de una ligereza y audacia muy notables.

¿Cómo explicar esa espantosa miseria y esa inmobilidad de tantas poblaciones en el seno de vastísimas campiñas de una fertilidad prodigiosa? El aislamiento, los malos ejemplos y las malas instituciones lo explican todo. Los conventos, haciendo de la ociosidad y la mendicidad costumbres venerables á los ojos de la muchedumbre ignorante y supersticiosa, han degradado en todos sentidos á esos pueblos tan favorecidos por la naturaleza en algunas cosas. En cuanto al Gobierno, debo repetir la frase que en otro lugar he emitido. «

Esta conversión de Zamucos es aquella obra que emprendo ahora escribir, en que por haber sido la última de este obrero evangélico; así como el sol en su horizonte, cuanto más precipitado corre al ocaso, tanto se muestra más luminoso y bello, así este sol apostólico echó el resto de su incomparable caridad cuando más cercano á su muerte; y aunque consumido, no menos de los años que de los trabajos, tuvo tantas fuerzas y aliento, que pudo llegar á plantar triunfante la bandera de Cristo en país inaccesible, no tanto por la barbaridad de sus moradores, cuanto por su sitio natural; bien que después, por los inescrutables juicios de Dios, cometida á otros aquella grande obra, se frustraron por algún tiempo tantas fatigas, y las esperanzas concebidas de penetrar por aquí á las vastísimas provincias del Chaco.

Fueron recorriéndolas todas. A Amalia le placía aquel aspecto de remota antigüedad. ¡Cuántos seres habrían habitado aquella casa! ¡Cuánto se habría reído y llorado en aquellas vastísimas estancias! Cada una tenía su nombre.

Hoy tiene doscientas sesenta calles, y cuatro larguísimas calzadas ó avenidas que siguen las márgenes de los rios; contando quince fortificaciones considerables al derredor. Algunas de sus mas antiguas iglesias están en ruina, y hoy las restauran, al mismo tiempo que se concluyen ó prosiguen vastísimas construcciones que rejuvenecen la ciudad.

Corre por medio de ella, de Septentrión al Austro, una cadena de montes, que empezando desde el Potosí llega hasta las vastísimas provincias del Guayrá.

Ella y doña Mercedes podían hablar de minas y vastísimas propiedades, aunque ninguna de las dos conocía con certeza su fortuna, apreciándola únicamente por las enormes rentas millones al año que enviaban los lejanos administradores, y que consumían ambas sin saber cómo.

Habíase roto, no por qué causa, la antigua paz y amistad entre los indios Guaraníes y la nación de los Guanoás; los ánimos de éstos estaban tan exasperados, que habían jurado de no dejar con vida á cualquier Guaraní que cayese en sus manos; ni paraba aquí el daño de estas enemistades, sino que amenazaban también la total ruina y destrucción de la floridísima cristiandad del Uruguay y Paraná; porque los Guanoás no permitían que los cristianos, para la manutención de sus pueblos, que no usan otra comida que carne, pasasen el Uruguay á hacer provisión de vacas, de que solían juntar veinte ó treinta mil cada año en las vastísimas campañas que están á orillas del mar Atlántico; por lo cual la hambre y carestía afligía muchísimo á la gente de las Reducciones.