United States or Malta ? Vote for the TOP Country of the Week !


Es necesario hacer un viaje marítimo para comprender esto. Desde San Vicente hasta Pernambuco, primera poblacion del Brasil, que del otro lado de la línea se encuentra, empleó nuestro vapor ocho dias. La distancia que separa ámbas poblaciones es de 1,620 millas marítimas. Nada mas grande que la salida y puesta del sol vista desde un buque en pleno océano.

Con estas seguridades, reforzadas por la orden que llevaba el Victoria de que así que llegase a Honda volviese en nuestra busca, y animado por la ventaja de ganar los cinco días que me habría sido necesario esperar para tomar el vapor del 30, resolví bravamente el embarco en el Antioquía. Júpiter quería perderme sin duda, y me enloqueció en ese momento.

¡Ah! pero entonces el terrible sueño que me oprimía como una piedra, se deshizo como un vapor sutil y desperté... ¡Oh! ¡qué íntima, qué inmensa alegría inundó mi ser, cuando pensé que Valentina era libre! Mi vida no cambió mucho por cierto con el casamiento de mi tío Ramón.

Al S.-O. ó la parte superior del rio, están la Esplanada de armas, la Ciudadela y el Arsenal militar, dominando el muelle. Al N-E. ó la parte inferior, se extienden los Diques «grande» y «pequeño», que abrigan un gran número de buques mercantes de vapor y de guerra y están rodeados por vastos almacenes de depósito.

Después de una larga travesía de quince días, avistamos las pintorescas costas de la Guadalupe y el vapor arroja el ancla en la bahía de la Pointe-

Oíanse ruidos insensatos, absurdos; nada de seguido, sino truenos discordantes, silbidos tan ásperos como los de las máquinas de vapor, al extremo de tener uno que taparse los oídos. Aturdido de un espectáculo que entorpecía los sentidos, traté de recobrarme: apoyándome en un muro que se internaba y no hubiera consentido que la furiosa me arrastrara, comprendí mejor aquella algarabía.

Un vapor podía llevarlos a Suiza, otro a Constanza, y prefirieron la tranquila ciudad alemana del famoso Concilio, yendo a instalarse en el Hotel de la Isla, antiguo monasterio de dominicos. ¡Cómo se conmovía Febrer al recordar este período, el mejor de su existencia!

Quería mandar otra vez un barco, pero suyo, sin tener que sufrir las imposiciones de los armadores. El podía permitirse este lujo. Sería como un yate enorme, pronto á hacer rumbo á su gusto ó su conveniencia y proporcionándole al mismo tiempo cuantiosas ganancias. Tal vez su hijo llegase á ser director de compañía marítima, al convertirse con los años este primer vapor en una flota enorme.

El vapor marchó hacia esta mancha enorme de aceite, que tomaba al moverse unos reflejos tornasolados. Los marineros dieron gritos de entusiasmo. Estaban seguros de haber echado á pique al sumergible. Los oficiales eran menos optimistas: «¡Quién sabeNo le habían visto levantarse verticalmente para hundirse luego por uno de sus extremos como un huso, de punta.

Aún no había sonado el grito de «apafogones», y se notaban en ellos algunas luces y algún movimiento. Los marineros, recostados sobre la obra muerta, departían antes de retirarse al camarote. De vez en cuando, mirando hacia un gran vapor inglés anclado en el medio, gritaba uno: «All right» exagerando la pronunciación: «all right», contestaban de un patache.