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Antojósele en esto a uno de los arrieros que estaban en la venta ir a dar agua a su recua, y fue menester quitar las armas de don Quijote, que estaban sobre la pila; el cual, viéndole llegar, en voz alta le dijo: ¡Oh , quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada!, mira lo que haces y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento.

En tanto que esto pasa, presuroso, Juntando en Ipaneme mucha gente, Andaba Guayracá muy valeroso, Astuto, sábio, artero y muy valiente. En un espeso bosque, deseoso De librar del cristiano bien su gente, Compuso una terrible palizada, De aguas y comidas abastada.

Acudió el rey a ver los rendidos, y, llevándome el capitán asido de la mano, le dijo: "En este solo mancebo ¡oh valeroso rey Cratilo! me parece que te presento la más rica presa que en razón de persona humana hasta agora humanos ojos han visto."

En esta época el valeroso Marmolejo, que marchaba con refuerzos al fuerte de Buhayen, retó al Sultán de Mindanao, el cual, si bien no aceptó el combate personal á que éste le citaba, esperó con más de 200 embarcaciones á la única que montaba Marmolejo.

Aquí Domingo Larez, valeroso En sangre, y en valor y valentìa, Anduvo con esfuerzo y animoso, Reprimiendo del indio la osadía: Y viendole ya andar tan orgulloso, Los indios acudieron

Todo lo que tiene de bueno le viene de la naturaleza, que lo ha dotado admirablemente; como todo lo que tiene de malo es la consecuencia de instituciones profundamente corruptoras. Es un pueblo leal, honrado, hospitalario, sumamente sobrio y frugal, sufrido, valeroso, capaz de todas las proezas y de todos los esfuerzos de una gran raza.

Impulsado Sir Guillermo por el entusiasmo del triunfo y el ardor del combate, siguió su furiosa carrera y desapareció entre las apretadas filas de los caballeros de Calatrava, que en un abrir y cerrar de ojos dieron cuenta del valeroso campeón inglés.

Capítulo XXII. Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que está en el corazón de la Mancha, a quien dio felice cima el valeroso don Quijote de la Mancha

Seguimos andando, y por dos o tres veces me prodigó los mismos elogios. Yo principiaba a cobrar aborrecimiento a mi estupenda caballerosidad. La sangre de lord Gray corría en surtidor espantoso delante de mis ojos. Desde hoy, valeroso joven, ha adquirido usted el último grado en mi estimación, y le daré una prueba de ello. Tampoco dije nada.

Para sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estraños reinos''. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna.