United States or Martinique ? Vote for the TOP Country of the Week !


Indudablemente dijo la Dorotea mirando con una expresión de doloroso candor á Quevedo , creo que en parte tenéis razón cuando decís que vale más sufrir que hastiarse. ¡Ah! ¿Y quién duda acerca de eso?

Y sonriendo con benevolencia: Ha hecho usted una locura, joven. ¿Qué hubiese usted ganado con que le dijera que se moría? Saberlo de un modo indudable. Muchas gracias; ¿y después? Después... después... después yo no lo que hubiera pasado. , lo sabe usted... pero más vale que no lo diga.

Ambos consideraban que el trato estaba en su primera faz, cuando Bryce respondió con ironía: Pues estoy sorprendido, y me sorprende que penséis conservar el caballo, porque nunca he oído que un hombre se niegue a vender un animal cuando le ofrecen la mitad más de lo que vale. Tendréis suerte si conseguís por él cien libras. Entonces, habiéndose adelantado Keating, el trato se complicó.

Procuraré prestaros parte de mi fortaleza; emplearé con vos todo el tesoro de consuelos de que mi alma está llena; os enseñaré á encontrar la alegría en la tristeza, el placer en el dolor; haré que, reconcentrada vuestra alma, busquéis la vida en vos misma; os daré el filtro que hace soñar, levantando vuestra alma; seréis mi hija, y yo seré vuestro padre; os retiraréis del teatro, y no entraréis en un convento, viviréis en el mundo, dominándole, despreciándole, engrandeciéndoos á vuestros propios ojos, con la comparación interna de lo que vos valéis, y lo que el mundo vale.

Ya está visto esto, y apreciada la alhaja: vale mil doblones. ¡Mil doblones! No podía ser menos un regalo de rey. ¿Pero dónde te ha visto su majestad? Eso mismo pregunté yo á Montiño: ¿dónde me ha visto su majestad? ¿Y qué te respondió? Que no lo sabía. ¡Que no lo sabía! pero cuéntame desde el principio. Anoche, ya tarde, llamaron á la puerta.

»Consagrémonos ahora más que nunca a esa hija que se aleja de nosotros; mostrémosle tanto o más cariño cuanto más indiferencia y frialdad veamos en ella; queramos al que ella quiere, entreguémosla al que viene a robárnosla. »¿Qué vale nuestra pena, si a costa de ella podemos darle la dicha?

Al contrario, siempre se ha obstinado en creer que no vale menos la gente de los lugares que la más encopetada de la corte.

Calderón es presuntuoso, soberbio, tiene mucho ingenio, vale mucho, conoce la corte, y en cuanto pueda se abrirá paso, obligándoos á que vos le facilitéis el camino, porque os tiene sujeto... ¡Pelegrín!

Su techo es frágil nipa, su suelo débil caña, sus vigas y columnas maderas sin labrar: nada vale, por cierto, mi rústica cabaña; más duerme en el regazo de la eterna montaña, y la canta y la arrulla, noche y día, el mar.

Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen de príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sola lo que la sangre no vale.