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En fin, querido tío, menester es tener la gran confianza que tengo yo con Vd. para contarle estas muestras de sentimiento extraviado y vago, y hacerle ver con ellas que necesito volver a mi antigua vida, a mis estudios, a mis altas especulaciones, y acabar por ser sacerdote para dar al fuego que devora mi alma el alimento sano y bueno que debe tener. 14 de Abril.

Después de poner mi óbolo humilde en él gorro de uno de los artistas proscritos, me alejé acongojado, sintiendo que llevaba en mi oido como el eco vago de los últimos aires del himno italiano, y orgulloso de haber nacido en el seno de la democracia para poder ofrecer desde el fondo de mi corazon un voto de fraternidad á los hermanos oprimidos.

Como el sagrado edificio estaba tan lleno que no podía dar cabida á ninguna persona más, se situó junto al tablado de la picota, hallándose lo bastante cerca de la iglesia para poder oir todo el sermón como si fuera un murmullo vago, pero variado, lo mismo que el débil acento de la voz peculiar del ministro. El órgano vocal del Sr.

Al ver esta iglesia, me parece que estoy en el campo; creo como oler romero ó tomillo. Penetramos, y bajo estas bóvedas encuentro lo que no encontré en la Magdalena; lo que no hallé tampoco en el Panteon, espléndida creacion ateniense. Reina aquí cierto espíritu vago y silencioso, que nos reconcilia con la idea de Dios.

Sin saberlo ha dicho usted una gran verdad... ¿Recuerda usted a su madre?... ¿Piensa usted en ella? ELECTRA. Mi madre es para un recuerdo vago, dulcísimo; una imagen que nunca me abandona... Viva la guardo en mi corazón, que no es todavía más que una gran memoria, y en esta gran memoria la están buscando siempre mis ojos ansiosos de verla. ¡Pobre madre mía! CUESTA. Era usted una monada.

Pusímonos a charlar como tres buenos amigos, y me pareció que siempre nos habíamos visto, conocido y querido. Sentía esa extraña impresión, que hace suponer que lo que sucede inmediatamente bajo nuestros ojos, ha pasado ya en una época remota, tan remota, que no se ha guardado de ello más que un recuerdo vago y casi desvanecido.

Los espejos, velados tristemente por la pátina de los diez lustros, parece que conservan como un vago reflejo de ensueño, rostros confusos y siluetas de lejanas personas desaparecidas, repetidas de uno en otro, infinitamente, en los cristales, como un cortejo de alucinación.

Unas veces las voces y los ruidos aturdian como si estallaran sobre los tímpanos; otras se alejaban repentinamente ó iban suavizándose por grados hasta desvanecerse cadenciosamente en un eco vago, infinitamente lejano, como si el sonido se perdiese entre los pliegues invisibles del cielo, en los desiertos y abismos del Océano ó en las profundidades recónditas de una selva americana sin fin.

Debía de ser nuevo en el establecimiento. Esto, en vez de tranquilizarle, le obligó a cambiar de postura varias veces, abandonando por el momento su habitual majestad y languidez. ¿Puedes darme la navaja que han vaciado hoy? Allá va. Fernando alargó el brazo y Cosme recogió la navaja. Un vago deseo de levantarse nació en el espíritu de Pablito.

Parecían un mar ondulante con transparencias verdes del cual partía vago rumor de sederías que se despliegan. Y entre estas olas verdes hería los ojos el brillo sangriento de alguna amapola o la nota delicada de los azules chupamieles. Las figuras de algunos labriegos que atravesaban las trochas se destacaban con admirable pureza.