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En vista de ello, supuse una ocupación urgente, despedíme de él y salí del café, haciendo que me reía de sus lucubraciones, ó, lo que es lo mismo, comentando la sesión en términos iguales ó parecidos á los que han servido de introducción á este bosquejo.

Por otra parte dijo, no vale la pena de comenzar hoy mismo, para sólo medio día. Demostráronle que el caso era urgente, y tomó, en vista de ello, sus medidas. Mandaron a buscar a uno de sus amigos, el cual prometió reemplazarle por espacio de un mes. me traerás el pan todas las noches le dijo Romagné.

De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna; ni hay para labios dulces copa amarga ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de su cuna reniegan sus hijos fieles.

En el entreacto Jacques, a quien un trabajo urgente llamaba a casa, se retiró, seguido del vizconde, que se fue al círculo a jugar su indispensable partida de bésigue. La señora de Aymaret debía acompañar a Beatriz a su domicilio al concluir el espectáculo.

Ra-Ra no había podido ir á ver al gentleman por una ocupación inesperada y urgente. Su grande obra le obligaba á continuas ausencias. Sólo por el deseo de que Gillespie no viviera más tiempo confiadamente entre la chusma que le rodeaba, había enviado á Popito; pero la próxima vez sería él quien viniese, trayéndole una información más precisa.

Algo más dijeron sobre esto; pero no nos importa todavía, y siendo más urgente seguir los pasos de la persona a quien aludían la dama y el sacerdote, vamos tras él sin pérdida de tiempo. Algunos días le vimos entrar en la casa de D. Felicísimo Carnicero, con quien aún tenía algunas cuentas pendientes.

Sucédele lo que a una joven bella que sale de la adolescencia; no conoce el amor todavía, ni sus goces; su corazón, sin embargo, o la naturaleza, por mejor decir, le empieza a revelar una necesidad que pronto será urgente para ella, y cuyo germen y cuyos medios de satisfacción tiene en misma, si bien los desconoce todavía; la vaga inquietud de su alma, que busca y ansía, sin saber qué, la atormenta y la disgusta de su estado actual y del anterior en que vivía; y vésela despreciar y romper aquellos mismos sencillos juguetes que formaban poco antes el encanto de su ignorante existencia.

Entonces... La señora me ha dicho que entregara a Usía mismo esta carta, que era urgente y los criados podrían perderla... o tardar en entregarla a Usía. Teresina se movió en el pasillo. La oyó el Magistral y dijo: En mi casa no se extravían las cartas. Si otra vez viene usted con un recado por escrito, puede usted entregarlo ahí fuera... con toda confianza.

De esto y otras cosas parecidas quisiera yo hablar con usted cuanto antes. ¡Qué canástoles, hombre! ¿Tan urgente es el caso? Urgente, así en absoluto, no señor... Pues entonces, ¡qué demonio! empleemos la sobremesa en puntos de más enjundia... Deme usted alguna noticia más de las gentes de nuestro tiempo. Verbigracia, del famoso boticario... Yo, con permiso de ustedes, los voy a dejar.

En el bando de 20 de Octubre de 1770, se volvió con más energía á encarecer la necesidad del alumbrado, por el Asistente D. Pablo de Olavide, añadiendo esto, que da idea de cómo andaba la seguridad pública por las noches en las calles de Sevilla: «Habiendo acreditado la experiencia no se había podido evitar que en horas extraordinarias transiten personas sospechosas, pues en fraude de ellas se ha verificado encontrarse sujetos de esta clase después de las doce de la noche, con la cautela de llevar luz é ir separados para que no se les pudiese detener por las rondas: considerando su señoría que en semejantes horas nadie sin motivo urgente debe estar fuera de sus casas y que el mero hecho de carecer de esta legítima causa le constituye en sospecha», se ordenaba que fueran detenidos cuantos vecinos fuesen encontrados, como medida más expedita.