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Si te nombro al que sin duda alguna urdió toda la intriga, te vas á estremecer de horror ante una acción tan baja y tan cobarde de un ser con el que tenías derecho á contar, que no ignoraba nada de tus pensamientos ni de tus acciones y que estaba seguro de perderte, por lo mismo que habías confiado completamente en él.

Buscó tu nostalgia el retiro ancestral, y en belleza rendiste, por fin, a la Parca tu insigne cabeza, de cara a tu cielo, debajo de airoso palmar. "La muerte es descanso". Cerebro en que tuvo su hornaza, la idea que urdió la epopeya inmortal de la raza, descansa. La Patria vigila tu sueño de paz. La patria, orgullosa, entre epónimos héroes te nombra.

El joven sacerdote de Abydos la codiciaba tambien, y urdió un motin valiéndose de mi nombre y merced á unos papiros míos que sonsacó á mi amada. El motin estalló en el momento en que Cambyses volvía furioso de los desastres de su desgraciada campaña.

Mejor lo tenía yo pensado. En esto de ver las cosas como son y conseguir lo que nos proponemos, me parece que nadie saca ventaja a los que hemos nacido en los valles pintorescos de Galicia. Ya diré más adelante lo que mi mente, apretada por la necesidad, urdió para alcanzar lo que apetecía.

En lo más íntimo de su alma caviló mucho Poldy sobre todo esto, y urdió y tejió infinidad de historias, en su sentir bellísimas, con las que ella se deleitaba en secreto sin comunicárselas a nadie, ni siquiera a la anciana institutriz Justina que era su confidente. Engolfadísimo en sus estudios, el Conde Enrique no tenía voluntad ni entendimiento sino para continuarlos.

Todas ellas, mujeres problemáticas, y otras mil y mil mujeres frívolas y superficiales en apariencia, pero honradas en el fondo las más, sólidamente virtuosas y sensatas muchas de ellas, saludaban al pasar a la ilustre bribona, inclinándose todas a su paso, rindiéndole el homenaje de sus sonrisas y su envidia, haciéndose reas de la perniciosa condescendencia con el vicio, llaga mortal de las grandes sociedades, contribuyendo con su presencia y con su lujo, por necedad, por debilidad o por malicia, al gran pecado del escándalo, al triunfo de la más ruin bellaca que urdió jamás trapisondas en la corte.