United States or Oman ? Vote for the TOP Country of the Week !
El dolor de ulceracion se siente vivamente en la garganta y el estómago, y el vientre está como escoriado. La mucosa bucal está algunas veces seca, árida: esta sequedad se estiende á los labios y garganta, el epitelio se levanta y la boca parece ulcerada; el dolor de ulceracion existe tambien en la uretra.
Las damas de alto copete en cuyas moradas penetraba á desempeñar sus labores de costura, acostumbraban destilar gotas de acíbar en su corazón; á veces, merced á esa alquimia secreta y refinada con que la mujer puede infiltrar un veneno sutil extraído de las cosas más baladíes; y en otras ocasiones, con una rudeza de expresión que caía en el pecho indefenso de aquella infeliz como un golpe asestado á una herida ulcerada.
La sensacion de escoriacion que se presenta en diversos puntos de las membranas mucosas, es comun á los dos medicamentos; pero en el nitrato de plata es mas pronunciada y se estiende más; por esta razon hay dolor como de ulceracion en el paladar y de escoriacion en la lengua, la cual se hincha y se pone dolorosa como si estuviera ulcerada; sus papilas son prominentes hasta formar pequeños granos rojos, y es tal el ardor de la lengua, que parece quemada.
Nada me parece más a propósito para infundirles algún consuelo dijo Núñez . Realmente en los momentos de tristeza y desesperación, si algo puede llevar el sosiego al alma ulcerada del delincuente, es la consideración de que se encuentra delante de la ciencia y de que ésta le contempla. Así es, amigo Núñez, así es. Usted sabe poner los puntos sobre las íes. Alguna vez se me olvidan.
Fue ésta una nueva inculpación que formuló contra Jacques y que, como las otras, no tenía tampoco fundamento alguno de justicia, mas cuando una mujer tiene la desgracia de no amar a su marido, encuentra siempre motivo para atenuar a sus propios ojos la sin razón que su conciencia íntima reprueba, y al proceder así obra de buena fe, porque para su alma ulcerada todos son sufrimientos, para su enfermo corazón todas son heridas.
Ojeda hablaba con cierta emoción del último viaje del nauta, siempre en busca del oro que huía ante él; viaje de trágico dolor, en plena ancianidad, con una pierna ulcerada, los ojos casi ciegos, teniendo a su lado al hijo pequeño, pobre infante que cree haber arrastrado a la muerte.