United States or Sierra Leone ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al fin Robledo reconoció la pertinencia de estos consejos, marchándose á Buenos Aires. Varios meses anduvo por los ministerios, solicitando que se reanudasen las obras y luchando con las rutinas técnicas y administrativas. También tuvo que esforzarse por mantener su crédito en los Bancos.

Cambiábanse entre ellos frases técnicas, que probaban la profunda erudición que casi todos poseían en este ramo del saber, y se hacían predicciones y apuestas para el día siguiente. Unos elogiaban los muruves, otros ponían los de Saltillo sobre todos los demás.

La escuela es obligatoria para todo adulto de 6 á 15 años, en diversas proporciones de asistencia. Así, no hay un ciudadano ó una madre de familia que no sepa á lo ménos leer, escribir y calcular; y ademas de unas 400 escuelas primarias para ámbos sexos, existen en actividad varios colegios, la Universidad y una multitud de escuelas técnicas, normales y de objetos especiales.

En casa de Visita faltaban los moldes de cierto flan invención de la difunta doña Águeda Ozores; además, el horno de la cocina no tenía tanto hueco como el de la cocina de la Marquesa; en fin, no le adornaban otras condiciones técnicas, que no entendían ellos.

La soltura con que andaba por el buque y ciertas palabras técnicas empleadas contra su voluntad no permitieron á Ferragut más dudas sobre su verdadera profesión. Usted es marino dijo de pronto. Y el conde asintió, juzgando inútil el disimulo. , era marino.

Y aunque un poco se le enredaban en el magín aquellas frases técnicas engagement de sixte, battement en quarte, contre-riposte, feinte, etc., allá las traducía a su modo y se daba por enterado. Decía él que en ningún signo se conocía mejor el grado de cultura de un país que en la afición a las armas. El manejo de ellas despertaba o avivaba la idea del honor y la dignidad humana.

Además, la había halagado mucho el notar que don Fermín le hablaba como a persona ilustrada, como a un hombre de letras: le había citado autores, dando por supuesto que los conocía, y al usar sin reparo palabras técnicas se guardaba de explicárselas. «¡Y qué elevación! ¿Qué era la virtud? ¿Qué era la santidad? Aquello había sido lo mejor.

En cambio, las dificultades técnicas constituyen, en el país de los mismos señores, algo verdaderamente muy serio. Y, sentado esto, yo considero que debemos dejar a un lado consideraciones ociosas, y rogarle al general Aznar que no desarrolle su plan.

El forestal, envanecido de absorber por completo la atención de su superior, le iba dando toda clase de noticias técnicas. Y hacía más de un cuarto de hora que hablaba, cuando Delaberge, al través de las prolijas frases de su subordinado, oyó a la señora de Voinchet que decía: ¡Ah! por fin... Ya comenzaba usted a inquietarme... Muy tarde llega, amiga mía.

Lo malo, como digo, son las dificultades prácticas. A veces, discutiendo con un amigo, y no logrando hacerle adoptar mis puntos de vista, yo he sentido también el deseo de arrasarlo, y, si me contuve, no fue, no, por motivos morales, sino, precisamente, por dificultades técnicas.