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Las afecciones reumáticas que corresponden al tártaro estibiado, no son febriles, ó tiene la fiebre el carácter que dejamos consignado, observándose siempre una afeccion gástrica ó hepática y que los accidentes reumáticos son articulares. No es raro que esten acompañadas de dolores lancinantes en los músculos, calambres en las piernas y aparezcan ó se agraven por intérvalos.

Nos limitarémos á algunos puntos de comparacion entre los efectos del tártaro estibiado con los del antimonio crudo.

De esta suerte ahogó el general al Príncipe tártaro. No bien murió, los genios desaparecieron, y los soldados del Rey Venturoso se rehicieron y reunieron a su jefe. Este esperó con ellos a los enviados que traían la carta del Kan de Tartaria, y que no se hicieron esperar mucho tiempo.

Lo cierto es que la cena fue esplendidísima, y un célebre cronista de salones, con aquel estilo eunuco que les es peculiar, la ponderó y ensalzó hasta las nubes, usando frases entre españolas y francesas que no repito por temor a que, leyéndolas, sientan mis buenos lectores en su estómago efectos parecidos a los del tártaro emético.

Cuando la tos es húmeda, tragan á veces masas considerables de mucosidades que no saben espectorar, resultando un embarazo gástrico para el que un ligero purgante es frecuentemente muy oportuno, pues tiene la ventaja de desobstruir las primeras vías y determinar una revulsion favorable sobre el tubo intestinal; pero una dósis de emético en lavativa ó de vino emético, seria aun preferible por los efectos especiales del tártaro estibiado.

Es un recurso poderoso en las personas debilitadas, enervadas y que esperimentan dificultad para espectorar. Con el carbon se ayuda á fortificar las mucosas relajadas. El tártaro estibiado tiene sus indicaciones diferenciales, tales como abundancia estraordinaria y asfixiante de las mucosidades, alteracion directa de la inervacion, parálisis inminente del pulmon.

BIZCOCHO DE CHOCOLATE. Deslíese cerca del fuego seis pastillas de chocolate con un poco de agua; agréguense cien gramos de azúcar; se bate hasta que quede bien mezclado, y cien gramos de mantequilla, sin dejar de batir; se incorporan tres yemas de huevo; se siguen batiendo, y se mezclan por fin las claras a punto de nieve, y, por último, ciento cincuenta gramos de harina tamizada, una cucharadita de bicarbonato y otra de crémor tártaro.

Nos falta mencionar la eficacia probable del tártaro estibiado en ciertas amaurosis, precedidas ó acompañadas de chispas delante de los ojos con vértigos. Es preciso en estas circunstancias determinar la influencia ejercida por el estómago y los nervios ganglionares sobre los ojos.

Pero no basta explicarlo; menester es remediarlo, dijo la lavandera. De ello trato añadió la Princesa y para ello conviene que al instante se manden hombres armados, que inspiren la mayor confianza, a todos los caminos y encrucijadas por donde puedan venir los correos que envió el Príncipe tártaro al Rey su padre, para consultarle sobre el caso del pájaro verde.

No sólo sabía figurar montañas vomitando fuego y temblores de tierra; á la mar con navíos que lo cruzaban en distintas direcciones; palacios de la más rica y artística arquitectura; el Olimpo con la asamblea de los dioses en su cima, y el Tártaro con los condenados allá en lo hondo, todo ello de una manera maravillosa, sino castillos, que aparecían de repente con la vara mágica; á Faetonte dirigiendo el carro del sol, y precipitándose luego en el abismo; á Perseo, que cabalga por los aires montado en el pegaso; á Venus, atravesando el cielo en un carro de nubes, tirado por cisnes, etc.