United States or Maldives ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y extrajo de su chaqueta un papel mojado, que contenía un mendrugo y un pedazo de queso. La sonrisa fría con que se negaba a aceptar los obsequios, cortaba toda insistencia. Zarandilla abría sus ojos turbios, como para ver mejor a aquel hombre asombroso. ¿Pero al menos fumará usted, don Fernando? dijo Rafael ofreciéndole un cigarro. Gracias; no he fumado nunca.

Arrojose sobre doña Guiomar pretendiendo socorrerla, y halló que ya los turbios ojos volvía, y vio que en aquella su última mirada amor le decía, y amor que era tal, que no parecía sino que los cielos se mostraban en la moribunda mirada de aquella infelice.

A la calle se habían arrojado cuantos objetos mortíferos se creyeron convenientes para hostilizar a los dragones, y aun después del combate surcaban la arena turbios arroyos de agua hirviendo, que, mezclada con la sangre, producía sofocante y horrible vapor. En algunas ventanas vimos cadáveres que pendían con medio cuerpo fuera, apretando aún en sus crispados dedos la hoz o el trabuco.

Al fin se decidía. Realizaba un esfuerzo de voluntad, como el que va á arrojarse de una altura, y siguiendo el borde de la acequia, con paso ligerísimo y el equilibrio portentoso que da el miedo, pasaba veloz ante la taberna. Era una exhalación, una sombra blanca que no llegaba á fijarse por su rapidez en los turbios ojos de los parroquianos de Copa.

El sería bueno, olvidaría «lo otro», viviría como Dios manda. Y fortalecido su espíritu supersticioso con este arrepentimiento inútil, salió de la capilla, emocionado aún, con los ojos turbios, sin ver a la gente que le obstruía el paso. Fuera, en la pieza donde esperaban los toreros, le saludó un señor afeitado, vestido con un traje negro que parecía llevar con cierta torpeza.

Carmen se apoyó en el borde de su cama deshecha y tibia, y con las bellas manos temblorosas abrió la carta. Leyó con ojos de sonámbula, desmesurados y turbios.

De las vigas, como bambalinas grasientas, colgaban pabellones de longanizas y morcillas, ó ristras de pequeños pimientos rojos y puntiagudos como dedos de diablo, y rompiendo la monotonía de tal decorado, algún jamón rojo y borlones majestuosos de chorizos. El regalo para los paladares delicados estaba en un armario de turbios cristales junto al mostrador.

Su lugarteniente ensalzaba los planes del señor ministro con convicción que parecía sincera, pero los que le oían no se dejaban ganar de su entusiasmo. ¿Era cierto que Eneene y Esteven estaban metidos hasta el pescuezo, en el pantano de los negocios turbios? ¿que don Bernardino era el maestro concertador de los chanchullos oficiales, quien organizaba las empresas subterráneas, dirigía detrás del anónimo toda clase de compañías, pescaba toda clase de concesiones y disponía, como de cosa propia, de los empleos del Gobierno y del dinero de los Bancos?

Los rayos de aquel eterno sol y su imagen esplendorosa se reflejan con mayor o menor intensidad en cuantas son las criaturas. Así el sol material se refleja y se mira en los espejos, aunque estén empañados y turbios.

¡Noche oscura, ya Diana entre turbios nubarrones hundió la faz plateada; y sola en medio de la avenida funeraria, te deslizas ideal, mística y blanca, te deslizas y te alejas incorpórea cual fantasma; sólo flotan tus miradas, sólo tus ojos perennes, tus ojos de hondas miradas fijos quedan!