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Le compraron también naranjas. La noche avanzaba, y el tránsito se hacía difícil por la acera estrecha, resbaladiza y húmeda, tropezando a cada instante con la gente que la invadía. «Verás, verás, ¡qué nacimiento tan bonito! le decía Jacinta para calmarle ¡Y qué niños tan guapos! Y un pez grande, tremendo, todo de mazapán, para que te lo comas entero». ¡Gande, gande!

A pocas leguas de allí, divídese el Mamoré en tres brazos, que forman islas anegadas, por entre las cuales se transita con muchísima dificultad, tropezando con árboles flotantes, arrancados por las corrientes. Algo mas adelante, se pasa por en frente de la arruinada mision de San-Pedro, de la cual no han quedado mas vestigios que algunos cacahuales.

Pero la lógica inflexible de su necesidad la amarraba allí, y no viendo a su compromiso otro remedio, érale forzoso apechugar con aquel caliz. «Ya que he hecho el sacrificio de venir pensaba , no me voy sin probar fortuna». El tiempo apremiaba; ya había dado la una... Dos o tres veces trajo las palabras de la mente a la boca, y allí se le quedaron revueltas con una saliva que era hiel pura. «¡Qué tonta soy! pensaba . ¡Tener reparo delante de esta chiquilla...!». Por fin, tanto luchó, que las palabras salieron tropezando.

Luego dejó caer los brazos y la cabeza, y repitió aquel ¡robado!, pero de una manera ronca, grave, semejante á la preparación del rugido del león. Y luego, llorando como un muchacho á quien han roto su botijo, y teme la cólera de su madre, repitió la frase ¡robado! y dió á correr sin saber á dónde, como un gato espantado, tropezando en todo, dándose en las paredes.

Ahí se están en la sala, acurrucadas en el sofá, columpiándose en las mecedoras, soñolientas y aburridas, en espera del novio, atisbando el momento oportuno para pelar la pava. Me lancé a la calle. Iba yo perdido en las tinieblas, tropezando a cada paso. Camino de la casa de mi maestro, pasé por la plaza, delante de la morada de Gabriela. La hermosa señorita estaba en el piano.

El joven retrocedió asustado al reconocer a su cuñada. Soltó el arma que empuñaba, empujó otra vez apresuradamente la puerta, y se fué tropezando, lleno de confusión, hacia su cuarto matrimonial. Ventura estaba leyendo tranquilamente a la luz de un quinqué. Al ver a su esposo delante, se levantó asustada. ¿Qué es eso? ¿Cómo estás aquí?

Salí de la estancia precipitadamente, seguido de Paulino, y tropezando con andamios y botes de pintura, fuimos a dar hasta la alcoba en donde Antonio dormía tranquilo. ¡Antonio, por Dios! exclamé. ¡Este lugar está embrujado! ¿Qué pasa? ¿Qué sucede? ¡Pero, hombre!, añadió Antonio, al encender la bujía y ver la expresión de nuestros rostros. ¿Qué tenéis? ¿Estáis locos? Poco menos, te aseguro.

Oyó las doce, la una, las dos... no oyó las tres, porque debió de dormitar un poco, aunque él se lo negaba a mismo.... Y a las cuatro no pudo resistir ya el frío y el sueño; y delirante, sin conciencia de mismo ni del mundo ambiente, tropezando en todo, subió a su cuarto, buscó la cama a tientas, se desnudó por máquina, se envolvió entre las sábanas y se quedó dormido en un sopor de fiebre lleno de fantasmas ardientes, de monstruos dolorosos.

Clara siguió, sin embargo, la dirección que el sereno le había indicado: distinguió delante de la cuesta escarpada de los Ciegos, y pensó que era imposible trepar por allí, intentólo á pesar de todo, tropezando con montones de escombros y ruinas: las casas se veían arriba suspendidas, al parecer, como nido de buitre en lo alto de la eminencia.

Que usted se divierta mucho, Álvaro... contestó ella sin asomo de ironía. Pero a él se le figuró que se burlaba de su torpeza ridícula, de su miedo estúpido... y sintió vehementes deseos de ahogarla. La mano de la Regenta tocó la de Mesía sin temblar, fría, seca. Salió el buen mozo tropezando con el pavo real disecado y después con la puerta. En el pasillo se despidió de su amigo Quintanar.