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Resolvime a contemplar el peligro cara a cara y a defenderme de él en mi última trinchera..., es decir, a poner el caso en tela de juicio.

Transcurrió el tiempo para don Marcelo con una desesperante lentitud. Pensó que el mensajero que había salido con el aviso para la trinchera avanzada no llegaría nunca.

Pasados próximamente diez minutos, se oyó el redoble de un tambor, y aquella masa humana se lanzó corriendo hacia los parapetos, gritando, tanto los oficiales como los soldados: Worwaerts! La tierra se estremecía. Materne irguiose cuan largo era, y colocándose al lado de la trinchera, con voz terrible y un fuerte temblor en las mejillas, exclamó: ¡Arriba!..., ¡arriba!...

Otro soñaba con una pistola browning. ¿Quién le daría una browning? Sólo disponía de un revólver de ordenanza, arma insegura que le falló dos veces en el asalto de una trinchera, impidiéndole matar al enemigo que acababa de herirle. Con Martínez podía expansionarse el coronel, dando suelta á sus profecías favorables para los aliados.

Tienen encima impresas unas letras dijo Dolly . Yo no leerlas y nadie, ni aun el señor Macey sabe exactamente lo que quieren decir; pero tienen un buen significado, puesto que son las mismas que se ven en el tapiz del púlpito, en la iglesia. ¿Qué letras son, Aarón, hijo mío? Aarón se escondió completamente detrás de su trinchera.

»De pronto salió en el telón el interior de una trinchera, con muchos soldados descansando. Uno de ellos escribía una carta sobre sus rodillas, puesto de espaldas al público. Poco á poco volvió la cabeza y sonrió á las gentes. Yo dudé, creyendo que veía mal. Luego debí gritar. ¡Era mi nieto!... »Me levanté para verle mejor; quise ir hacia mi Alberto.

Por su edad y sus dolencias no era capaz de hacer la guerra á campo raso, pero podía disparar un fusil, inmóvil en una trinchera, sin miedo á la muerte. ¡Que vinieran!... Lo deseaba con la vehemencia de un buen pagador ganoso de satisfacer cuanto antes una deuda antigua. Encontró en las calles de París muchos grupos de fugitivos.

7 David, pues, y Abisai vinieron al pueblo de noche; y he aquí Saúl que estaba tendido durmiendo en la trinchera, y su lanza hincada en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban alrededor de él tendidos. 9 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extendió su mano contra el ungido del SE

Por el contrario, le debo un gran reconocimiento. Esperaba sus cartas todas las mañanas con una impaciencia de la que no puede usted tener idea. ¡Eran tan compasivas y tan conmovidas...! Se las leía a mis compañeros de trinchera y luego a mis camaradas de ocupación en Maguncia. LEONIE. ¿Tenías celos?

¡Ah, ah! ¡Ahí vienen, ahí vienen! exclamó el antiguo soldado, cuyo rostro tomó de pronto una expresión de singular entusiasmo. ¡Vamos! ¡Por fin se deciden! Y se arrojó por la trinchera gritando: ¡Muchachos, atención! Al pasar, vio a Riffi, el sastrecillo de Charmes, inclinado sobre un enorme fusil de munición; el hombrecillo había hecho un escalón en la nieve para apuntar mejor.