United States or Togo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Trájole a la corte el servir a empresa más alta, por tratarse de la patria entera y no de unos cuantos individuos; mas ya que Dios ponía la llaga al alcance de sus manos y la herida estaba como en su mismo cuerpo, justo era que la sanara.

Esta insinuacion no fué bien recibida: la iglesia de Córdoba declaró no admitir patronato ni compañía con el único patron de España Santiago, y no volvió á tratarse de este negocio.

Timbues las mas de ellas son llamadas, Que muy poco temor tienen al frio. La torre de Gaboto está cercana Y la gente llamada Cherandiana. De allí á veinte leguas, otro asiento, Que Santa se dice, está poblado: Garay le dió principio y fundamento, Cuando Martin Suarez ha mandado. Tratarse ha en otra parte aqueste cuento: Volvamos al negocio comenzado.

Mi señor suegro, que, como los gatos, caía siempre sobre sus patas, había resuelto aprovechar mi popularidad y renovar relaciones, en ocasión de nuestras bodas, con un montón de gente que, por prudencia, había dejado de tratarse con él desde hacía años. Desató, pues, los cordones de su bolsa, y organizó una fiesta monstruo en la que el champagne debía correr a mares, según su expresión.

Yo te presentaré a una peña de verdaderos escritores. Grandes poetas... gente que ha estrenado con éxito. Y frecuentó por las tardes una cervecería, punto de cita de la nueva tertulia, que, por su aspecto, impuso gran respeto al tímido Maltrana. El hijo de la Isidra experimentó gran turbación al tratarse con dos marqueses que eran poetas y otros jóvenes emparentados con famosos personajes.

¿Hay algun inconveniente en dar á esta inclinacion el nombre de sentido comun? por mi parte no disputaré de palabras, consigno el hecho, y no necesito nada mas en el terreno de la filosofía. Convengo en que al tratarse de la evidencia inmediata, la inclinacion al asenso no suele llamarse sentido comun: esto no carece de razon.

Fichte, por cierto nada fácil de contentar, al tratarse del punto de apoyo de los conocimientos humanos, empieza no obstante por una afirmacion, y así lo confiesa con una ingenuidad que le honra. Hablando de la reflexion que sirve de base á su filosofía, dice: «Las reglas á que esta reflexion se halla sujeta, no están todavía demostradas; se las supone tácitamente admitidas.

Y deploraría que esto se realizase, por tratarse de un sujeto a quien debo muchas atenciones... No debe usted nada interrumpió el enano con mal humor . Me tiene sin cuidado que el juez entre en averiguaciones, de las cuales no puede resultar nada, absolutamente nada. A pesar del acento desdeñoso de don Oscar, observé que manifestaba en el rostro señales de inquietud.

No le agradaba por lo que de colegio, es decir, de encierro y sujeción había en el asunto; pero, en cambio, le deleitaba por tratarse de ver el mundo, aunque de refilón y con trabas; de ir a París, de vivir en París, de respirar el aire de París, de comer, en fin, y vestir y soñar en París, nombre con el cual estaban atascados sus oídos y su cabeza, porque en su casa no se hablaba comúnmente de otro asunto, ni entre las gentes que la frecuentaban, ni en las casas que frecuentaba ella.

Le inspiraba profundo respeto aquel devoto al que trataban con gran deferencia todos los Padres, permitiéndole fumar en su cuarto y bajar á la huerta á todas horas, con otros privilegios no menos importantes que sólo se concedían á muy contadas personas. El visitante que él acompañaba también adquiría una importancia inmensa ante sus ojos, por tratarse tan afectuosamente con el personaje.