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Así al lado derecho como al izquierdo, divisamos otras figuras. Las de la derecha deben ser bienaventurados, que guardan las tres virtudes teologales, y las de la izquierda parecen ser figuras de réprobos, imágen de los siete pecados. Nos acercamos más. La enorme puerta principal, toda de bronce, es un trabajo de mérito notable; una obra maestra.

El indio en general es muy dado á sus tradiciones, y por nada en el mundo varía sus costumbres, costando no poco trabajo el introducir la más ligera adición ó supresión en ellas.

Los pueblos por otra parte no cesaban de molestarlos, bien fuesen dirigidos en sus hechos por una piedad bárbara i cruel, bien por el deseo de tomarles, contra toda razon, lei i derecho, las haciendas que heredaron de sus mayores i que luego acrecentaron grandemente con el propio trabajo.

Ya veo claro dijo Maltrana . Una especie de premio Nobel que la Argentina se permite el lujo de regalar a alguien que es conocido por algo, siempre que se tome el trabajo de ir a pedirlo en persona... Con la diferencia de que este premio Nobel es por cotización popular. Exacto. Y no crea usted que el país pierde nada con ello.

Algunas veces el joven conseguía calmar sus inquietudes, pero otras le daba trabajo, sobre todo cuando se imponía la necesidad de obtener una firma. Entonces el señor Aubry salía de su sombrío abatimiento para caer en una especie de fiebre exasperada.

Afortunadamente, un antiguo amigo de mi padre que habita en París, y que en otro tiempo era el encargado de los negocios de nuestra familia en calidad de notario, ha venido á ayudarme en estas tristes circunstancias: me ha prometido emprender él mismo, un trabajo de liquidación que presentaba á mi inexperiencia dificultades insuperables.

El escritor de costumbres no escribe exclusivamente para esta o aquella clase de la sociedad, y si le puede suceder el trabajo de no ser de ninguna de ellas leído, debe de figurarse al menos, mientras que su modestia o su desgracia no sean suficientes a hacerle dejar la pluma, que escribe imparcialmente para todos.

Muchas mujeres de título, decepcionadas y cansadas del mundo, a menudo jóvenes y bellas, cambiarían contentas sus posiciones con las hijas del pueblo, cuya existencia, aun cuando de duro trabajo, está, sin embargo, llena de inocentes placeres y de tanta felicidad como es posible obtener en nuestro mundo de lucha. Esta afirmación podrá parecer extraña, pero declaro que es verdadera.

Había gastado mis rencores engolfándome en el trabajo. Esperaba de ella que me diera la señal de reaparecer. Una vez había encontrado al señor De Nièvres y me había dicho: «¿Qué es de usted?» o «Ya no se le ve a ustedCualquiera de esas dos fórmulas no recuerdo cuál fue la que empleó envolvía una invitación apremiante a volver.

Puede que sea usted el único que no me dijo en el teatro «buenos ojos tienes». ¡Andaba usted tan embobado con aquélla! Aquí le pareció a don Quintín que para averiguar algo debía emplear juntamente la sagacidad y la galantería, por lo cual añadió: ¿Qué quería usted? ¿Qué anduviese a la greña con todos los que la solicitaban? ¡Buen trabajo! Hubiese tenido que pelearme con ciento y la madre.