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Un noble de traza innoble, joven aún pero bien estropeado; el pelo lacio, las mejillas hundidas, la nariz amoratada, la voz aguardentosa, los ojos levemente torcidos y aviesos. A Elena le produjo malísimo efecto aquel aristócrata que tenía todo el aspecto de un caballero de industria. Además hablaba con un cinismo repugnante bien lejano del culto e ingenioso de Núñez.

Hay una, en mi sentir, detestable costumbre, fundada en torcidos principios de Derecho internacional, que prevalece en todas las naciones cultas, y no lo negamos, también en España.

La pobre casa de torcidos y ásperos harigues, de irregular distribución y peligrosa nipa, que por todo ajuar mostraba en las cañas de sus tabiques media docena de pintarrajeados cuadros de asuntos místicos, cuatro toscos bancos en su caída, dos ollas en el fogón, unos cuantos petates en el suelo, y un desvencijado aparador en la sala, hoy ha sufrido una notable transformación.

¡Ah! ¡ah! dijo el rey ; no lo creyera si no lo viera; y es letra y firma del duque de Uceda, con sus renglones torcidos... el hijo contra el padre... ya sabía yo que no andaban muy acordes entrambos duques... ¡pero que llegasen á tanto!... ¡Ah! ¡ah! Sigue, sigue dijo con impaciencia la reina.

Lo que le falta en aquel punto es sentido comun. Su disposicion natural, ó sus hábitos, le han formado así: y el que se empeña en convencerle debiera reflexionar que quien ha sido capaz de verter un desatino tan completo, no es capaz de comprender la fuerza de la impugnacion. Entendimientos torcidos.

En los postes nuevos, obscuros y torcidos, había dos simples alambres de púa, gruesos, tal vez, pero únicamente dos. No obstante su mezquina audacia, la vida constante en chacras había dado a los caballos cierta experiencia en cercados. Observaron atentamente aquello, especialmente los postes. Son de madera de ley observó el malacara. , cernes quemados.

Como «había proyectos sobre ella», al decir de su madre, interinamente la pusieron maestros de primeras letras y de música, con los cuales aprendió a leer mal, a hacer palotes muy torcidos y a solfear desastrosamente, por culpa, según dictamen del maestro, que era un italiano famélico, de su mal oído.

Usted encontrará fácilmente una mujer que le haga feliz... Cuanto más tonta, mejor... Usted ha nacido para padre de familia. Rafael creyó que se burlaba de él como otras veces. Pero no: su acento era sincero, su rostro no estaba contraído por la sonrisa irónica; hablaba con ternura, como amonestando a un hijo que sigue torcidos derroteros. Sea usted como es.

En esto, se oyó un gran ruido en el despacho, acudieron todos los que en la casa estaban y hallaron desplomado, junto al sofá, a don Aquiles, con los ojos torcidos y la boca contraída, barbotando palabras sin sentido.

Tal vez había viajado él muchas veces en estos mismos vehículos, despintados, aviejados por veinte días de actividad intensa, con las planchas abolladas, los hierros torcidos, sonando á desvencijamiento y perforados como cribas.