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Mi prima rió mucho; pero mi tío me reprendió. Pretendió hacerme comprender que la razón debe ser el lastre de la cabeza humana; que sirve en todo tiempo, y que sin ella no se hace más que tonteras. Por ejemplo: se compra cuarenta y dos hombrecillos de terracota, en vez de proveerse de medias y camisas.

¡Hombre!... mucho más que callo quizás por no fastidiarte. , ché Lorenzo, para hablar tonteras mejor es callarse... Así será... ¡tonteras! dijo Lorenzo levantándose de la mesa en momentos en que Melchor decía a José: Traiga el cognac...

Y el cura, que aunque temblaba ante la idea de quemarse la yema del dedo chico, no por eso dejaba de admirar a Mucio Scévola, se exaltaba y afanaba para hacerme apreciar a su héroe. Sostengo lo que he dicho replicaba yo tranquilamente; no era más que un imbécil y un gran imbécil. El cura exclamaba sofocado: Muchas tonteras oyen los mortales, cuando los niños pretenden raciocinar.

Ojalá mis hijas tuvieran algo de la tuya. Pero mi mujer, con sus preocupaciones antiguas las tiene acobardadas y sujetas a una cantidad de tonteras que han pasado de moda. La madre de Adriana callaba. El suicidio de su marido había dejado en ella una aprensión enfermiza, y cualquier insignificancia relativa a la conducta de Adriana despertaba en su corazón el recelo y la inquietud.

¡Es fatal! en las reuniones de hoy se juega o se habla tonteras; yo no me he encontrado en ninguna reunión en que no se haga una de estas dos imbecilidades. exageras demasiado, Melchor: hay sin duda en nuestro ambiente social mucha superficialidad, pero hay muchos estudiosos y no escasean los centros realmente intelectuales.

¿Y qué quieres?... ¿Quieres que encontremos fea o desapacible a esta espléndida mañana? ¡Bravo! ¡Progresamos! Conque espléndida, ¿eh? ¿No te decía yo que al empezar este paseíto iniciaríamos la mejoría? ¡Déjate de tonteras! interrumpió Ricardo, pues nos vas a poner en el caso de no poder hablar.

No... si no son tonteras... Ustedes son dos enfermos; yo soy el «médico», y es justo que haga clínica, apreciando en todo su valor hasta el síntoma menos importante para otro ojo menos experto. ¡Y en vez de clínica, haces tonteras... insisto! Gracias por la amabilidad. ¿Vas a resentirte? ¡Qué esperanza! Nada más agradable que verse tratado así por un amigo...