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Ella sola se llevaba medio tocador, y después, para hacerla entrar en la perfumería, había que importunarla toda una semana. La toilette acabó con poca alegría. Las deficiencias del tocador habían malhumorado a las dos hermanas. Lanzábanse miradas de sorda hostilidad.

Ella se hallaba sentada en el diván, cerca de la ventana, y mientras charlaba, se entretenía en reparar el desorden de la toilette de una princesa japonesa, muñeca de Bella, que yacía sobre un sillón, y Bettina la levantó maquinalmente. ¿Por qué se le ocurrió a Bettina hablarle de las dos jóvenes con quienes pudo haberse casado?

Con todo ¿y si se equivocaba en su estimación? ¿Si bajo aquella elegante envoltura no encontraba luego más que una naturaleza de petimetre sin más propósito que disfrutar de los placeres del mundo, y cuidar en sus horas frívolas de su toilette esmerada y de la elegancia de sus ademanes? Agitada por estos pensamientos indecisos y contradictorios la sorprendió el sueño.

Sus rubicundos cabellos y sus patillas inglesas, incluso su bigote recortado como el de los banqueros de Lombard Street, debían el brillo de su lustro a las caricias de un pan de cosmético en constante ejercicio sobre la mesa de toilette. No hay duda, el doctor Montifiori vivía teñido desde los pies hasta la cabeza.

Saturado de este sentimiento de vanidad, aconsejaba a María Teresa arreglos en su toilette que consideraba propios para hacerla valer, y escogía para acompañarla, las reuniones y los sitios donde más atraían la atención. En fin, en todos sus actos aparecía el deseo de formar con ella el grupo que la gente contempla y admira.

Me inquieta un poco el trayecto de la estación a casa, pero no tengo otra cosa que ponerme, y se necesitan varios días para enterarse de lo que se usa y otros tantos para elegir entre las creaciones nuevas. ¡Puedes estar tranquila! no quedarás deshonrada porque te vean con una toilette que no es de otoño. Depende de la persona que encuentre. No quisiera que fuera Martholl, por ejemplo.

Mientras la cumplimentaba, Huberto, habiendo examinado a su novia con ojo escrutador, añadió en el mismo tono que habría empleado para reprochar una incalificable falta de corrección: ¿Por qué se ha puesto usted este vestido tan sombrío? Su toilette está algo fuera de lugar aquí, en una noche de estreno.

Esperó con paciencia en la sala a que nuestra amiga hiciese su toilette, y cuando ésta se presentó al cabo, vio delante de a un joven ruboroso, confundido, pero simpático y elegante, que la rogó con labio balbuciente le otorgase el favor de escuchar la lectura de un drama.

Hay allá, al extremo de los salones, un rincón florido en el que esas señoritas han establecido su cuartel general. Están hermosísimas esta noche; Mabel d'Ornay deslumbra; pero usted va a eclipsarlas; está usted maravillosa con su toilette. Vaya dijo María Teresa con coquetería, no me haga tantos cumplimientos al empezar la noche, no tendría nada que decirme a las dos de la mañana.

Señora no estando dijo Pampa cerrándole el paso y esgrimiendo el doméstico cetro. ¿Y el patrón? En el Ministerio. ¿Y el niño? En la Bolsa. ¡Esperaré! Déjale pasar dijo misia Casilda desde adentro. El atorrante entró en el comedor; iba menos rotoso y sucio que de costumbre, porque para esta visita hacíase esmerada toilette, en lo que cabe.