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¿Está todo bien preparado, Visanteta? Todo, señora. Nelet se ha encargado de que el capón no se queme; sólo faltan unas cuantas vueltas. Adela cuida del puchero. La sopa la pondremos cuando avise la señora.

Que él habia bien mirado y medido todo, desde el puerto Gallegos, sin encontrar parage alguno apto para formar en él una colonia, por la esterilidad del terreno, y falta de leña y agua.

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¡Chss! gritó Amparo . Aquí viene lo bueno, señores: «... abrir el vientre a sus vasallos para calentarse los pies con su sangre...» ¡Señor y Dios de los cielos! Parece que todo el estómago se me revolvió. ¡Pobre del pobre! ¡Cuándo vendrá la federal para que se acaben esas infamias! Otra cuerda que siempre resonaba en aquel centro político femenino era la del misterio.

Luego salían, iban a echar una ojeada a la trinchera, volvían a calentarse, y todo el mundo, al recordar a Riffi, sus alaridos cuando se le iba el caballo y sus gritos de angustia, se reía hasta desternillarse. Eran las once. Aquellas idas y venidas duraron hasta mediodía, momento en que Marcos Divès penetró rápidamente en la sala gritando: ¡Hullin! ¿Dónde está Hullin? Aquí estoy. ¡Pronto, ven!

Mi afición al estudio interesó a aquellos benditos señores, que me dejaban libre todo el tiempo que podían. Yo velaba estudiando. Yo estudiaba durmiendo.

La suposición de que las mujeres pudieran alguna vez llevar faldas resultaba tan extravagante é inaudita, que todo el respetable Senado empezó á reir, y, animados por su hilaridad, los ocupantes de las tribunas lanzaron igualmente grandes carcajadas.

En todo tiempo y en cualquiera nación, lo mismo entre las personas ilustradas que entre el vulgo de las gentes, se decía: «La muerte da la vidaSuponíase en particular que la vida de los imperceptibles surgía inmediatamente de los despojos que le lega la muerte. El mismo Harvey, que fué el primero en formular la ley de generación, no se atrevió á desmentir tan arraigada creencia.

No pudo ser secreto este concierto, Alguno al capitan lo ha revelado, Y como fué en fuerte hora descubierto, Al clèrigo de un mastil ha colgado. Volvióse sin tomar Candish mas puerto, Habiendo todo el Orbe rodeado, Y entró en Inglaterra poderoso, Muy rico, muy contento y muy gozoso.

Me han contado que tiene á sueldo un novelista de folletón, el cual debe lanzar todas las semanas un cuento de esta clase para enardecer á los jugadores. Acogió el príncipe con una sonrisa la invención de su amigo, pero Lewis no aceptaba paradojas en asuntos tan respetables, y gritó que todo lo que él contaba lo había presenciado. Mentía sin darse cuenta al hacer esta afirmación.