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Una chaqueta y un pantalón de tela componían todo su atavío, y una corbata negra, negligentemente anudada, permitía ver un cuello nervioso que soportaba un rostro risueño y abierto.

Tiene aire de tonto, pero lo es, continuó Tadeo; nació en San Pedro Makati y se priva de muchas cosas; no se baña casi nunca ni prueba el cerdo porque, segun él, los españoles no lo comen y por la misma razon no toma arroz, patís ni bagoon, aunque se muera de hambre y se le haga agua la boca... Todo lo que venga de Europa, podrido ó en conserva, le sabe á cielo y hace un mes Basilio le salvó de una feroz gastritis: ¡se había comido un tarro de mostaza para probar que es europeo!

El hongo gris, la faja roja, las recortadas patillas destacándose sobre el rostro color de sebo, y sobre todo el ojo blanco, sin vista, frío como un pedazo de cuarzo de la carretera, en suma, la desapacible catadura del Tuerto de Castrodorna dejaron absorto al chiquillo.

-Gobernador he visto por ahí -dijo Sancho- que, a mi parecer, no llegan a la suela de mi zapato, y, con todo eso, los llaman señoría, y se sirven con plata.

Pero todo ese vano ruido se apaga y se confunde. ¡Sitio, sitio! ¡Plaza, plaza! La gran palabra, la nuestra, la de nuestra época, que lo coge y lo atruena todo.

Don José llevaba el cesto y D.ª Laura el dinero, y aquí era el recorrer tiendas, el mirar todo, el preguntar precios, no arriesgándose a la empresa de sus compras hasta no estar seguros de que compraban lo mejor. Ya Relimpio estaba enterado de los puntos donde era legítimo el turrón de Alicante y Jijona, donde era más barato el mazapán, más dulces las granadas y más gordas las aceitunas.

Si este personaje me hubiese llevado a la cumbre de una montaña en Palestina, en una noche de luna llena, y desde allí, mostrándome ciudades, razas e imperios adormecidos, me hubiera dicho sombríamente: «Mata al Mandarín, y todo lo que ves en valles y colinas será tuyo», yo le habría replicado, siguiendo un ejemplo ilustre, con la mano levantada hacia las inmensidades consteladas. «¡Mi reino no es de este mundo

Como Jorge discurre muy bien y sabe mucha filosofía, justifica su aserto con razones que por ser muy atinadas y, sobre todo, por ser suyas, a me parecen definitivas. Yo creo a mi marido con amor, que es la forma de credulidad más profunda. A las once comenzaron a llegar las amigas de mis sobrinas, un grupo de muchachas presentadas en sociedad este mismo año o el anterior.

Soy el desdichado Cardenio, a quien el mal término de aquel que a vos os ha puesto en el que estáis me ha traído a que me veáis cual me veis: roto, desnudo, falto de todo humano consuelo y, lo que es peor de todo, falto de juicio, pues no le tengo sino cuando al cielo se le antoja dármele por algún breve espacio.

Dimmesdale en aquel momento. Todo el tiempo que estuvo mirando al zenit, tenía la plena conciencia de que Perla estaba apuntando con el dedo en dirección del viejo Rogerio Chillingworth, que se hallaba en pie no muy distante del tablado. El ministro parecía verle con la misma mirada con que discernía la letra milagrosa.