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El se le cruzó en el camino, y asiendo con una mano el freno de la cabalgadura, levantó con la otra su crucifijo de bronce, repitiendo: ¡Dadme, os digo, unas migajas, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo! Entonces, el anciano, inclinó su cuerpo hacia adelante y, por toda respuesta, escupió dos veces con bárbara osadía la santa imagen del Redentor. Ramiro exhaló un grito de espanto.

No debalde se juntaron los capitanes, corriendo ya Enero, y aunque no se sentia movimiento alguno del enemigo, determinaron no obstante muy de antemano, que toda la gente de los pueblos vecinos se juntase y viniese al socorro.

"Agitados de un conjunto de ideas, que os han sugerido vuestra lealtad y patriotismo, habeis esperado con ansia el momento de combinarlas, para evitar toda division: y vuestros Representantes, que velan constantemente sobre vuestra prosperidad, y que desean con el mayor ardor conservar el órden y la integridad de estos dominios, bajo la dominacion del Sr. D. Fernando VII, han obtenido del Exmo.

Quitad eso, y el monte Calvario no verá al Nazareno pendiente de una cruz, y á la Vírgen María pendiente de los clavos del Nazareno. Arrancad esa sangre y esas lágrimas sacratísimas del alma del hombre, y le arrancareis casi toda su alma.

El general contestó Malespina , sostuvo un horroroso fuego contra el Defiance y el Revenge. Le auxiliaron el Neptune, francés, y el San Ildefonso y el San Justo, nuestros; pero las fuerzas de los enemigos se duplicaron con la ayuda del Dreadnoutgh, del Thunderer y del Poliphemus, después de lo cual fue imposible toda resistencia.

Los de lejos, hace días que están despiertos para impedir toda versión vulgar de la Santa Escritura, a título de que los sagrados misterios no han de ser comunicados al vulgo, y que es ocasión de errores en él, &c.

Unas quince personas llenaban literalmente la estrecha salita y refluían hasta el comedor, en el que había unos platos con pastas y sandwichs, escoltados por unos vasos de agua de naranja y una tetera de metal blanco. Una lámpara colgada y unas cuantas bujías iluminaban toda la casa.

Acostumbrose el señor Joaquín a juzgar de los sucesos políticos conforme a la pautilla de su prohombre, a quien él llamaba, con toda confianza, por su nombre de pila. Que arreciaba lo de Cuba: ¡bah! dice don Fulano que es asunto de dos meses la pacificación completa.

Junto a él está el retrato en busto de Felipe IV, por Velázquez. Tiene el rey austriaco ancha la cara de mentón saledizo; sus bigotes ascienden engomados por las mejillas fofas; pone la luz un tenue reflejo sobre la abundosa melena que cae sobre la gola enhiesta. Y sus ojos distraídos, vagorosos, parecen mirar estúpidamente toda la irremediable decadencia de un pueblo.

Anoto estos detalles, quizás impertinentes, para que se vea que don Guillén era hombre atento a los detalles y moderado gratificador de los sentidos, de donde se deduce que, para él, la realidad externa existía, y que la aceptaba en toda su importancia, procurando solamente que el contraste con ella fuese lubrificado y terso.