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Marta se colgó de la campanilla en son de pedir socorro, porque no era ella hembra que descendiese a ciertos pormenores al lado de los enfermos. El estómago, decía ella, no es nuestro esclavo; antes bien, nos esclaviza. Acudieron las de Ferraz, y luego Eufemia con agua, arena, toalla y cuanto fue del caso. A Bonis se le hizo comprender que apestaba, y corrió a mudarse.

Es un angelito, como dicen las viejas añadió maliciosamente Juncal, que parecía gozarse en la cólera del hidalgo ; sólo que angelito hembra. A estas cosas hay que resignarse; no se inventó el modo de escribir al cielo encargando y explicando bien el sexo que se desea.... Otro espumarajo de rabia y grosería brotó de los labios de don Pedro. Juncal rompió a reír, secándose con la toalla.

Teresina entraba y salía sin pedir permiso, pero andaba por allí como el silencio en persona; no hacía el menor ruido. Llevó el servicio del café, volvió a buscar un jarro de estaño y el cubo del lavabo; entró de nuevo con ellos y una toalla limpia.

Al cabo de una hora irguieron la cabeza; por el lado opuesto del bizarro rancho de dos pisos el inferior de barro y el alto de madera, con corredores y baranda de chalet habían sentido los pasos de su dueño que bajaba la escalera. Míster Jones, la toalla al hombro, se detuvo un momento en la esquina del rancho y miró el sol, alto ya.

Al alzarse, vio a Nucha también en pie, el índice sobre los labios. Perucho, que ayudaba a misa con desembarazo notable, se dedicaba a apagar los cirios, valiéndose de una luenga caña. La mirada de la señorita decía elocuentemente: «Que se vaya ese niño». El capellán ordenó al acólito que despejase. Tardó éste algo en obedecer, deteniéndose en doblar la toalla del lavatorio.

Está el ilustre prisionero sentado á un banquete á que le convida el magnate sarraceno... Dígalo mejor el romance. «Y despues de haber servido mil manjares á su usanza, dice el rey: Gonzalo amigo, un costoso plato falta. En esto vino una fuente que cubria una toalla, y en ella siete cabezas, de aquel tronco muertas ramas. Mira la fuente Gonzalo, y dice: ¡Ay, fruta temprana!

Pasaron unos cuantos segundos, y de pronto vio caer al suelo la toalla, que pocos días antes colocara con pudorosa cautela, a modo de tapón, notando al mismo tiempo que por el agujerito destinado a la llave asomaba un mango de pluma, con el cual don Juan había empujado el lienzo hasta tirarlo. Venirse abajo el paño de manos, retirarse el mango de pluma y mirar ella por el agujerito, todo fue uno.

Y hay también una tinaja con una tapadera de palo, y un pequeño lebrillo puesto en un soporte que está clavado en el centro de un pintoresco cuadro de azulejos, y una toalla limpia que cuelga de la pared y flamea al viento que se cuela del patio.

1 Antes del día de la Fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había venido para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, 4 se levantó de la cena, y se quitó su ropa, y tomando una toalla, se ciñó.

A ver... ¿Es que no quieres ser persona decente?... ¿Pero qué haces, gandul? ¿Te enjugas las manos en mi vestido? Quita allá, asqueroso. ¿No ves la toalla? Lo que digo; no quieres entrar por el camino de las personas decentes. Eres un salvaje... Ya se ve; no has tratado sino con cafres».