United States or San Marino ? Vote for the TOP Country of the Week !


El que sepa los motivos de la contienda entre S. Gerónimo y Vigilancio, y lea la Disertacion de Clerico, verá que este crítico moderno no entra en ella, ni pone argumentos para probar que Vigilancio tuviese razon, y no S. Gerónimo: lo que hace es entresacar las palabras ardientes Con que el Santo Doctor, zelosísimo por la doctrina de la Iglesia, rechazaba los errores de Vigilancio, y interpretar estas palabras maliciosamente, como que tiraban á volver odioso á Vigilancio.

Llegó la noche, como queda apuntado, y ya Mutileder se retiraba a su posada, cuando sintió que le tiraban suavemente de la capa por detrás. Volvió el rostro, y vio a un pajecillo egipcio que le dijo: Señor Mutileder, sígame vuestra merced, que hay persona que desea hablarle sobre asuntos que le interesan. ¿Y quién puede ser esa persona? contestó él. Yo, en Málaga, no conozco a nadie.

Se comió como en un banquete de la Iliada. Pero el Aquiles de esta formidable pelea fue Manín, el bárbaro Manín, que, al decir de los que estaban a su lado, se comió once calabacines rellenos. Verdaderamente Manín era digno de ser llamado, si no suevo, ya que esto ofendía al señor Saleta, por lo menos longobardo. Se habló y se gritó como en una plazuela. Las tres hadas del Jubilado, que tanto habían ganado desde que Fray Diego echó la bendición a su hermana en inocencia y gracia infantil, tiraban bolitas de pan a los oficiales.

Cada lingote era depositado en un carrito, del que tiraban dos obreros, y avanzaba lentamente hacia los hornos de laminación, solemnemente luminoso, de un brillo divino, como si fuese un ídolo arrastrado por sus fieles. Aresti ya no sentía el asfixiante calor. Le entusiasmaba la original belleza del espectáculo.

Cada bando procuraba poseer cañones más gruesos que los del adversario, y estos cañones tiraban y tiraban, con un estruendo ensordecedor. Recuerdo el asombro y la indignación de un oficial alemán que venía con nosotros, al ver cómo funcionaba la artillería. General clamó el prusiano , los artilleros no saben apuntar. Tiran al aire. Sólo desean hacer ruido.

Muchos se pasaron al bando del Majito, sin darse la razón de ello; otros permanecieron abajo, y todos tiraban, soldados bravos, saliendo a la primera fila y desafiando el proyectil que venía. Bajarse, elegir el guijarro, cogerlo, hacer el molinete con el brazo y lanzarlo, eran movimientos que se hacían con una celeridad inconcebible.

El Senescal con mejor ánimo que consejo, mandó que se apeasen los suyos, y él hizo lo mismo, y acometió segunda vez á los Turcos; pero como ellos estaban en lo alto, y tenian algunos reparos con piedras, y flechazos defendían la subida, y tiraban golpes más seguros y ciertos á los que más se señalaban, Corbarán, como valiente y esforzado caballero, era de los que más les apretaban por su persona, y para subir con más ligereza, y andar más suelto, se quitó las armas, después el morrion, ocasion de su muerte; porque le dieron un flechazo en la cabeza, de que luego murió, con cuya pérdida los demás se retiraron.

Los zapatos pesaban como si fuesen de plomo: ¡malditos! ¡la primera vez que los usaba! La gorra le martirizaba las sienes; los pantalones tiraban de él como si llegasen hasta el fondo del mar y fuesen barriendo las algas. Calma, Juanillo, calma. Y arrojó la gorra, lamentando no poder hacer lo mismo con los zapatos.

Apenas tiraban el trapo, se echaban a correr llenos de pánico, dándose con los talones en las nalgas, y precipitándose de cabeza por encima de las tablas, sin que el toro se hubiese movido de su sitio. Los banderilleros clavaban los palos en el aire muchas veces; otras en alguna región ignorada del animal.

En Madrid, en París, en Berlín, las grandes señoras sabían que sus maridos respectivos tenían queridas y no les tiraban los platos a la cabeza por eso; lo que hacían era tener queridos también.