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En la ciudad dijo, entre otras cosas, Julieta a su padre , todos los pretendientes a mi mano le parecieron a usted indignos de ella, por juzgarlos hombres de poca importancia; y como ninguno me interesaba, renuncié a ellos sin grande esfuerzo. En Madrid, parecía haberse hallado el tipo del marido que me convenía.

Esa unión me gusta, por cierto; reúne todas las conveniencias, pero hasta ahora, yo no amo a Pablo sino como a primo. ¿Qué defecto le encuentras? No le encuentro ninguno, a no ser el de no gustarme lo bastante. Es un excelente joven, pero no es mi tipo.

Parecíale a Julián que Nucha era ni más ni menos que el tipo ideal de la bíblica Esposa, el poético ejemplar de la Mujer fuerte, cuando aún no se ha borrado de su frente el nimbo del candor, y sin embargo ya se adivina su entereza y majestad futura.

Es un hombre bastante alto, de una juventud madura, y cuya cabeza recuerda bastante fielmente el tipo del rey Francisco I. Se le escucha como á un oráculo, y aun la señorita Laroque le concede todo el interés y admiración que parece capaz de concebir aún por las cosas de este mundo.

En cuánto á Madrid político, hay que buscarlo en las Cámaras, en el periodismo, los tribunales, las juntas anónimas, el Ateneo, y sobre todo los cafés. El que juzgase á los Españoles por lo que escriben ó peroran en público y solemnemente, formaría opiniones muy erróneas. Para conocer el tipo del Español, como ciudadano, hay que oirle hablar en el café, donde se revela libremente tal cual es.

Sobre la mesa se veía un barquito que, sin duda, el torrero estaba tallando con un cortaplumas. Se oyó poco después en el pasillo el ruido de una pierna de palo, y entró el torrero, Juan Urbistondo. Urbistondo era un tipo extraordinario, un viejo lobo de mar.

Y eso que esta tiene fama de virtuosa, ¡uf! ¡yo lo creo!... La virtuosísima señora ministra de Gracia y salero... ¡pero, señor, cómo demonches se llama ese tipo de ministro!...

En otras ocasiones, un tipo complejo, estudiado directamente, lo descomponemos en varios, repartiendo sus diversas facultades entre numerosos hijos de nuestra imaginación. Con arreglo á la conocida fórmula, copié la realidad «viéndola á través de mi temperamento», ó más claramente dicho, la interpreté como me pareció mejor, con arreglo á mis ideas y gustos.

Ferragut contempló á este joven. Su tipo físico y su acento le hicieron adivinar á un compatriota. ¿Es usted español? El náufrago contestó afirmativamente. ¿Catalán? prosiguió Ulises, en lengua catalana.

Sólo doña Lupe, en virtud de una larga práctica, sabía encontrar algunos jeroglíficos en aquella cara ordinaria y enjuta, que tenía ciertos rasgos de tipo militar con visos clericales.