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Engranaje municipal. El Gobernadorcillo, el Teniente mayor y el Juez mayor. Bambalinas y bastidores. Votación. Forma de hacerse. Ternas. Constitución del municipio. Las principalas, de oficio. El sorteo. Manera de verificarse. Fisonomía de un día de quintas en Filipinas. Los alrededores de un tribunal y el interior de un hogar. Deducciones y apreciaciones. Lógica pura. La cena.

Y al decir así, señalaba el teniente al corro de los grumetes. Mientras los paisanos punteaban y repicaban un paso de baile regional, los grumetillos habían elegido el zapateado, donde la viveza del meridional bolero se une al vigor muscular que requieren las danzas del Norte.

Nos metimos en la despensa y llevamos a nuestra cámara provisiones para quince días, dos barriles de vino y de ron, embutidos, carne seca, galletas; luego entramos en el pañol del pan y lo dejamos casi vacío. Arraitz, que estaba de guardia, nos avisó que la gente comenzaba a ir y venir por la cubierta. Vamos ya dijo el teniente. ¿Cerramos la despensa? le pregunté yo. No. ¿Para qué?

Alferez de fragata, D. Martin Thompson, Capitan de este puerto; el Sr. Capitan graduado, D. Gregorio Belgrano, Ayudante mayor de esta plaza; el Sr. Teniente Coronel urbano, D. Fernando Diaz, Capitan de granaderos del batallon número 4; el Sr. D. Ambrosio Lezica, de este comercio; el Sr. D. Estevan Fernandez, Capitan de Blandenguez de esta frontera; el Sr.

Poco después envió a su teniente Sebastián de Benalcázar hacia el norte para que conquistara el reino de Quito, habitado por los "caras," pueblo indio que tenía instituciones sociales y políticas semejantes a las de los incas. Los españoles tomaron posesión del país con relativa facilidad, y el seis de diciembre de 1534 Benalcázar entró en la capital de Quito.

Aquella mañana había recibido una cartita de un teniente de la Guardia Civil que decía: «Mi querido Capellan: Acabo de recibir del comandante un telegrama que dice: español escondido casa Padre Florentino cojera remitira vivo muerto. Como el telegrama es bastante espresivo, prevéngale al amigo para que no esté allí cuando le vaya á prender á las ocho de la noche. Suyo afmo. Perez.

Reflexionando maduramente cuanto me expresan los diputados hacendados de esta banda del Rio de la Plata, con lo informado por el Ilustre Cabildo de esta capital, á quien tuve por conveniente oir en la materia, ademas de varias noticias adquiridas de algunos cortos expedientes que existian en mi secretaria, y he traido á la vista, resultando de todos las continuas instancias de los vecinos, Cabildos, Gefes militares y practicos de la frontera, para sugetar las repetidas hostilidades de los indios bárbaros de ellas, a quienes no ha bastado á contener el buen trato, agasajo, ni las fuerzas puestas en los parages que por entonces se tuvieron por mas convenientes, en cuyo particular trabajaron con tanto esmero mis antecesores: conviniendo tambien todos unánimente en el beneficio que resultaria de formarse poblaciones, que al mismo tiempo de sujetar con mas seguridad á estos indios, proporcionaban riquezas incalculables al Estado y real hacienda, lográndose principalmente por este medio la conversion de muchos indios; teniéndolas aprobadas S. M. en 10 de Julio de 1753, 9 de Febrero de 1774, 17 de Marzo de 1777 y 28 do Febrero de 1778, franqueando con generosa y liberal mano sus caudales para tan importante y util establecimiento, sin que haya permitido su egecucion sólida y permanente la escasez de fondos, y otras infinitas atenciones del real servicio, de que, algo desembarazado en el dia el ramo de guerra, proporciona se verifiquen tan ventajosas ideas, como con juicio, prudencia é ilustracion propone el Cabíldo y su Síndico: deseando que la religion, el estado, esta provincia y el comercio no carescan de los saludables y benéficos efectos, indicados generalmente por todos los prácticos é inteligentes; uniendo al mismo tiempo la seguridad en lo sucesivo, y el acierto en la eleccion de parages mas proporcionados á todos los respectos que demanda un establecimiento de esta consideracion, en que se deben combinar muchas atenciones, que, aunque diversas, conspiran á un fin: procédase á hacer un prolijo reconocimiento de toda la frontera y sitios mas adecuados, á fundar las poblaciones segun lo mandado por S. M., á cuyo fin comisiono, con todas las facultades respectivas, al Capitan de Navio de la Real Armada, D. Felix de Azara, en calidad de Comandante General de esta expedicion, á que deberán acompañarle el Comandante de Frontera D. Nicolas de la Quintana, el Maestre de Campo D. Manuel Pinaso, el Teniente de Dragones D. Carlos Perez, cien hombres del cuerpo de blandengues, con ocho oficiales, veinte pardos milicianos, y los baqueanos intérpretes y peones precisos.

Se había ido á París para hacerse soldado, ¡y él tenía tantos amigos soldados!... «La Generala», por ser mujer, le infundía más interés, excitando su maledicencia. Yo creo dijo, con su sonrisa de misógino que se fué por celos, por despecho. La duquesa de Delille ha acaparado á ese teniente que le presentó ella. Hasta parece que el tal teniente ha tenido un duelo...

Gasta con arreglo á lo que eres.» Y el hijo seguía fielmente sus consejos, sin pedirle nada á ella, entendiéndose directamente con los administradores rusos. Según los cálculos de don Marcos, el teniente de la Guardia gastaba unos tres millones por año. Su cuadra de caballos de carrera era la más célebre de la capital.

Prefirió corretear por Madrid en compañía del teniente de artillería y otros amigos, que no tardó en adquirir, de los cuales fue al instante muy querido por su genio abierto y simpático y su «buena sombraSu vida durante aquel curso hay que confesar que no fue muy edificante.