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Los aviones del Comité, con sus temibles chorros de luz negra, suprimieron todas las islas movibles artilladas por los hombres. Apenas fueron volados unos cuantos de aquellos navíos colosales, las tripulaciones huyeron de los demás, dejándolos abandonados en los puertos.

Pero ¿qué le ha dado á ese hombre?... ¿Qué es lo que busca?... Si deseaba algo, no tenía mas que haberlo pedido. El asombro les hacía suponer fuerzas ocultas y temibles detrás del sublevado. Algunos hablaron de meter inmediatamente en la cárcel á varios personajes de la capital para someterlos á un Consejo de guerra.

El sulfato de quinina, como febrífugo, no tiene rival en el tratamiento de las fiebres perniciosas y en las que nosotros hemos denominado nerviosas graves, climatéricas, reconstitutivas, contra las que es preciso usar dósis fuertes, hasta un gramo por dia, pues sobre tan temibles afecciones, no hay aun tentativas suficientes para establecer un tratamiento quizá mas racional.

Pero eran caimanes tan inexpertos y tiernos como él. Los temibles son los viejos, á los que llaman «cebados» por haber comido carne de hombre. Así que la prueban una vez, quedan aficionados á ella para siempre, ¡y este «Abuelo» llevaba pasadas por su estómago tantas generaciones humanas!...

En todas partes recibía la misma respuesta: «Vuestra causa es muy dudosa, tenéis adversarios ricos y temibles, se necesita dinero, mucho dinero, para llevar a cabo el pleito, y ya no os queda nada. Os ofrecen pagaros las deudas y diez mil dollars, aceptad, vended el pleito

Estos eran los más temibles: caballos incurables, atacados de vértigos y otros accidentes, que de pronto venían al suelo, arrojando al jinete por las orejas.

Esos monstruos, caso que hayan existido, habrían puesto en peligro á la Naturaleza misma, chupándose el globo. A Dios gracias, los pulpos de nuestros días no son tan temibles. Sus elegantes especies, tales como el argonauta, gracioso nadador en su ondulada concha, el calamar, buen navegante, la linda sepia de ojos de azur, se pasean por el Océano y sólo atacan á los seres más pequeños.

El ángel persigue al hombre con su espada de fuego, censura su pecado con frases enérgicas, y cierra las puertas del Edén. El desterrado se encuentra en medio de un horrible desierto; peñascos puntiagudos destrozan sus pies, abismos amenazan tragarlo, y lo atormentan temibles visiones. Parece que, al componer esta escena, tuvo presente el poeta el principio de la Divina Comedia del Dante.

Ni el valor de nuestro pueblo ni las vetustas murallas de Lepe ofrecen protección suficiente contra tan temibles enemigos, y el día que se presenten por aquí.... Adiós Lepe, concluyó Gontrán el escudero, á media voz. ¿Pero tenéis motivos para creer que atacarán vuestra villa? preguntó el barón. Sin duda alguna.

El viejo basileo Andrónico Paleólogo se dió prisa en alejar á los temibles huéspedes. Cumpliendo sus promesas, confería al obscuro Roger de Flor el título de megaduque ó almirante, casándolo luego con una princesa de la familia imperial. A su vez, los almogávares debían dar principio inmediatamente á su colaboración militar.