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También llevó maestros tejedores del Ecuador, estableció una escuela y estimuló dicha nueva industria a tal extremo que hoy día Panamá tiene derecho a apadrinar el sombrero de jipijapa. Este experimento dió un resultado tan satisfactorio que el ministro de fomento de Honduras puso en práctica un proyecto semejante, y algunos excelentes sombreros de Panamá o jipijapa proceden ahora de Honduras.

Estremecíase éste con las burbujas acuáticas surgidas incesantemente del fondo de arena, donde crecían manojos de plantas gelatinosas, verdes cabelleras ondeantes, moviéndose en su cárcel de cristal líquido á impulsos de la corriente. Los insectos llamados «tejedores» rayaban con sus patas inquietas esta clara superficie.

Trajineros que dejaban en el patio el macho y el botijo, labradores del valle que entraban secándose con todo el brazo el sudor de la frente, zapateros, olleros, caldereros y tejedores del arrabal. Ramiro cruzaba también las piernas sobre el esparto, y pidiendo cualquier golosina, poníase a observar por debajo del aludo sombrero.

Para los tejedores y demás empleados en oficios o faenas, como asimismo para las viudas, huérfanos y viejos, sembraban una grande chacra, cultivándola como lo demás de comunidad, y sus frutos los repartían entre aquellos para quien se sembraba.

La seda es cosechada en las llanuras del Ródano, el Saona, etc., por pequeños propietarios independientes, recogida despues y preparada para los tejidos por grandes especuladores y en fábricas considerables, y luego distribuida por los empresarios de tejidos, á los tejedores.

En cuanto á los tejedores de los siglos XVIII y XIX vamos á tratar ahora separadamente.

Sólo los tejedores permanecen algo más en sus oficios, del que no se les permite se aparten hasta que concluyan la pieza comenzada, y entonces se les da cinco varas de lienzo y una o dos semanas libres, para que vayan a sus chacras, y después vuelven a su ocupación.

Más allá.... Pero no: ya no se oye aquel persistente chasquido de hojas magulladas; ya no percibimos el rumor de los voraces dientes. ¡Silencio!... Industriales de la tierra, fabricantes, obreros, tejedores, artífices, todo el mundo de rodillas. El gusano de seda ha empezado su capullo. En la cocina. Como los prados están tan apetitosos para los ganados, la carne de este mes es la mejor del año.

El sol chispeaba en la mica de las peñas, en la reja de los arados, en el agua del río, fingiendo como un chubasco de luz, a lo lejos, sobre las sierras de Villatoro. Todo parecía impregnado de claridad y de matutino frescor, hasta el tañer de las campanas, el sonido de los yunques, y el cantar de los tejedores y caldereros en el morisco arrabal de Santiago.

El tiempo dirá hasta qué punto veré realizados mis propósitos. Antiguas Industrias Sevillanas Tejidos y Tejedores Entre las muchas industrias que ennoblecieron á nuestra ciudad en los pasados siglos, ocupó lugar preferentísimo la de los tejidos de seda, debida, sin duda, como tantas otras, á los sarracenos, consumados maestros en ella.