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A aquel círculo iba Federico Ruiz siempre con prisa y con el tiempo tasado, porque a tal hora tenía que asistir a una junta para tratar de la erección del monumento a Jovellanos; después a otra para ocuparse del banquete que se había de dar a los pescadores de provincias que vendrían al Congreso de piscicultura.

Y roto el silencio respetuoso que imponía la presencia de Salvatierra, hablaron muchos a un tiempo, para expresar sus dolores y sus cóleras. La comida era cada vez peor: los ricos abusaban de su fuerza, de aquel miedo que habían infundido y propalado. Únicamente en la época de la trilla les daban un guiso de garbanzos: el resto del año pan, sólo pan, y en muchos sitios, tasado.

Y entiéndase que, al decirlo, no quiero decir que sean menores los objetos de que voy a tratar. Quiero decir sólo que son nuevos, que su mérito aún no está estimado y tasado por el público, y que yo, aunque sólo sea como parte mínima del público, puedo, sin soberbia vanidosa, concurrir al examen y contar con mi voz y mi voto en la estimación y en la tasa.

La alfombra, clara; sobre una mesita, una lámpara preparada, y como adorno, muchas flores. No había reloj, para indicar que quien lo dirigió todo no quería tasado el tiempo. Por precaución tenía la estancia puertas francas a escaleras distintas, y en los balcones visillos muy tupidos.

Algunos en cazar de los ratones Tan diestros y tan hábiles estaban, Que en trueco de una, ó dos, ó mas raciones, Un número tasado concertaban: Tambien habia una especie de lirones, Que al modo de conejos se guisaban, Y aunque faltaba aceite y vino añejo, La gran hambre prestaba salmorejo.

E aquellos que lo recibian, tenian cargo de lo vender á los de la hueste á un precio tasado, que ni bajaba ni subia mas. En esta negociacion, contado el precio que costaba el trigo é la cebada i el precio á como se vendia, i las costas que sobre ello se facian, se falló de pérdida en tiempo de seis meses, mas de cuarenta cuentos de maravedís.

Enterado el Duque de Villahermosa, nuestro embajador, entabló negociaciones consintiendo la Condesa en venderlo a España por 28.000 reales, aunque se había tasado en 20.000 francos.

Verdad es que yo he tasado todo con mi fantasía de dueña legítima... ¡Ay mi Virgen! mi compañera de toda la vida; cuando la dejé sobre el mostrador, me pareció que me lo reprochaba con sus dulces ojos... ¡Valiente día estoy pasando! A ver esos cubiertos...