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Durante un largo rato retuve su mano entre las mías, sintiendo cierta satisfacción, supongo, en repetir de esta manera lo que tantas veces había hecho en otro tiempo, ahora que ya tenía que despedirme para siempre de todas mis esperanzas y aspiraciones.

Necio sería, sin embargo, que adormecidos por la embriaguez del triunfo, olvidáramos los peligros pasados y no adoptásemos previsoras medidas para lo porvenir. El movimiento estenocista nos ha probado, en primer término, que los negros, á los que tantas consideraciones hemos guardado, son bastante ingratos para combatirnos con las armas en la mano y poner en peligro las instituciones nacionales.

Inmediatamente mandó Pacha que la castigasen con todo el rigor de la ley; pero en el momento de la ejecucion, todos los habitantes reunidos imploraron su gracia con tanta instancia, y la pobre niña hizo tantas protestas, que al fin otorgóle el jefe su perdón.

Hombre más atareado no se vio jamás en nuestro país, y como tenía tantas cosas en el caletre, para no olvidar muchas de ellas se veía obligado a apuntárselas con lápiz en los puños de la camisa.

Observó entonces que la imagen de María Teresa, que antes lo encantaba, se convertía ahora en fuente de preocupaciones tristes, y pensaba: Quiero amarla, pero no con la perspectiva de tantas molestias. Estoy ya descorazonado y hastiado. No hay nada igual a estas terribles cuestiones de la lucha por la vida, para sofocar todo noble impulso de amor.

La cabezuela blanda, cubierta de lanúgine rubia y suave por cima de las costras de la leche, tenía el olor especial que se nota en los nidos de paloma, donde hay pichones implumes todavía; y las manitas, cuyo pellejo rellenaba ya suave grasa, y cuyos dedos se redondeaban como los del niño Dios cuando bendice; la faz, esculpida en cera color rosa; la boca, desdentada y húmeda como coral pálido recién salido del mar; los piececillos, encendidos por el talón a fuerza de agitarse en gracioso pataleo, eran otras tantas menudencias provocadoras de ese sentimiento mixto que despiertan los niños muy pequeños hasta en el alma más empedernida: sentimiento complejo y humorístico, en que entra la compasión, la abnegación, un poco de respeto y un mucho de dulce burla, sin hiel de sátira.

Sentíase el caminante movido á piedad del mezquino linage humano, en el qual tantas contradicciones descubria. Siendo vosotros, dixo á estos señores, del corto número de sabios que sin duda á nadie matan por dinero, os ruego que me digais quales son vuestras ocupaciones.

ABIND. Jardín que adorna y viste De tantas flores bellas Amaltea: Aquí, donde tuviste Aquella primavera que hermosea, Cuando por ti pasea; Aguas, yerbas y flores, Aquí vengo a quejarme, Y no de sus rigores, Sino de un imposible mal de amores, Que ya quiere acabarme.

¡Al fin! dijo el joven, al fin ha llegado el momento que yo esperaba con tanta impaciencia. ¡Tengo tantas cosas que decirle! ¿No quiere usted escucharme? No me mire con ese aire de altiva indiferencia; usted sabe bien que yo la amo. ¿Recuerda sus palabras, cuando me marché de Etretat? «En París, le diré si usted debe esperar...» Ya estamos en París, puede, pues, contestarme.

gracias á Dios que nos volvia á reunir por medio de tantas pruebas, y encargué á mi vieja que cuidase de vm., y me le traxese luego que fuese posible. Ha desempeñado muy bien mi encargo, y he disfrutado el imponderable gusto de volver á ver á vm., de oírle, y de hablarle. Sin duda que debe tener una hambre canina, yo tambien, tengo buenas ganas, con que cenemos ántes de otra cosa.