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22 Y dijo a sus discípulos: Días vendrán, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. 23 Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. 24 Porque como el relámpago, que resplandece de la región de debajo del cielo, resplandece en lo que esta debajo del cielo, así también será el Hijo del hombre en su día.

Desde que mi dicha depende de una doble viudez, me he prometido siempre partir un millón entre las almas caritativas que me librasen de mis enemigos. En un cajón de mi secreter había quinientos mil francos para ese mandarín que ya no existe. »Tumba de los secretos, quemará usted mi carta, ¿no es verdad? Queme también los periódicos que hablan de este asunto.

Mentira es la otra vida, ilusión orgullosa del egoísmo humano; mentira también los cielos de las religiones. Hablan éstas a las gentes en nombre de un espiritualismo poético, y su vida eterna, su resurrección de los cuerpos, sus placeres y castigos de ultra-tumba, son de un materialismo que da náuseas.

Pues siendo así que en esta primera destrucción de Jerusalén, que fue la de Vespasiano y de Tito, consta la dispersión de esta gente por todo el mundo, verosímil parece que hubiese también para Mallorca su parte de estas ruínas.

Las paredes de la sala donde estaba la Cena se tapizaban de damasco carmesí; sobre el damasco se colgaban lindas y antiguas cornucopias con muchas velas de cera ardiendo, y también en la sala había verdes plantas, y canarios en jaulas, y una enorme cruz negra de madera, con adornos y remates de plata fina, asida a la pared por fuertes alcayatas.

Cuanto al vestir, los hombres andan totalmente desnudos; las mujeres traen una camiseta de algodón que llaman Tipoy, con mangas largas hasta el codo y lo demás del brazo desnudo; los caciques y los principales usan también de este vestido, aunque un poco más corto.

Ello fue que, sin meterme en grandes filosofías, salí triunfante de la prueba con poquísimo esfuerzo de mi voluntad. Verdad es también que, por buenas o por malas, yo, decentemente, necesitaba triunfar en aquel empeño.

15 abriste fuente y río; secaste ríos impetuosos. 16 Tuyo es el día, tuya también es la noche; aparejaste la lumbre y el sol. 17 estableciste todos los términos de la tierra; el verano y el invierno los formaste. 18 Acuérdate de esto: que el enemigo ha dicho afrentas al SE

Y aunque presentaban mayor peligro que de ordinario, podían también dar ocasión a grandes triunfos si la destreza y el brio eran secundados por la fortuna.

De igual modo tienen que proceder sus cómplices; porque si la misma causa no les indujera a ello, les obligaría, como ya le dije a usted, la necesidad de ser reservados si querían ser favorecidos. También esto es de sentido común.