United States or Papua New Guinea ? Vote for the TOP Country of the Week !


Era necesario un agente discreto, seguro, desconocido por ser nuevo, y de quien nadie pudiese sospechar: don Tadeo designó a Tirso, y éste tomó el tren para la corte. Por eso no escribió ni dijo nunca a sus padres cuál era el objeto de su viaje.

¡Efectos del temor en los jugos gastro-intestinales! pensó Basilio. Despues se encontró con Tadeo que tenía cara de Pascuas. Al fin la cuacha eterna parecía realizarse. ¿Qué hay, Tadeo? ¡Que no tendremos clase, lo menos por una semana, chico! ¡sublime! ¡magnífico! Y se frotaba las manos de contento. Pero ¿qué ha pasado? ¡Nos van á meter presos á los de la Asociacion! ¿Y estás alegre?

Llegan coches y más coches, llegan los artistas que entran por otra puerta seguidos de amigos y admiradores. Paulita ya ha entrado y continúa Tadeo: Esas son las sobrinas del rico Capitan D, esas que vienen en el landó; ¿ves qué hermosas y sanas son?

Cuando Camba era anarquista y sufrió un proceso por injurias a San Judas Tadeo; cuando un poeta dormía en el ascensor de un prócer tonto y tacaño, que era tío del vate sin albergue; cuando Barriobero nos invitaba a comer las paellas que él mismo condimentaba y llamaba a los horteras pinocentauros, o sea cuerpo de hombre y las patas de madera, el mostrador.

El novato mira escandalizado y desaparecer una bien cortada levita detrás de un grupo de señoras. ¡Las tres Parcas! continuó Tadeo viendo llegar á tres señoritas secas, huesudas, ojerosas, de ancha boca y cursimente vestidas. Se llaman... ¿Atropos?... balbucea el novato que quería hacer ver que tambien sabía algo, al menos la mitología...

Un canónigo fue quien decidió la suerte del muchacho, contestando así a don Tadeo, que le consultaba sobre el particular: «No podía Vd. pensar cosa mejor. Si el chico es de los elegidos y sale una lumbrera de la Iglesia, ¡qué gloria para Vd.! Si no es así... pues tendrá una profesión tan buena como otra cualquiera.

Durante largos períodos, en los que mandó el partido moderado, conservó don Tadeo su destino en la Hacienda de la provincia y fue uno de tantos carlistas protegidos por los polacos, quienes consideraban menor peligro atraerse partidarios del Pretendiente que transigir con liberales.

Y ese señor ¿que tiene aire feroz y mira á todo el mundo por encima de sus hombros? pregunta el novato señalando á un hombre que mueve la cabeza con altanería. Pero Tadeo no responde, alarga el cuello para ver á la Paulita Gomez que venía en compañía de una amiga, de doña Victorina y de Juanito Pelaez. Este les había regalado un palco y estaba más jorobado que nunca.

A juicio de esta gente, el encargarse don Tadeo de la educación y porvenir de Tirso fue un acto meritorio: pensaron que pagaba su deuda de gratitud del mejor modo que jamás lo hiciera nadie y, sobre todo, aquello de arrancar un hijo a las garras de un padre progresistón y acaso hereje, les pareció cosa admirable.

Y cuando faltaban los pedestres para mantener la admiracion del novato, abusaba de los coches flamantes que desfilaban; Tadeo saludaba graciosamente, hacía un signo amistoso con la mano, soltaba un ¡adios! familiar. ¿Quién es? ¡Bah! contesta negligentemente; el Gobernador Civil... el Segundo Cabo... el magistrado tal... la señora de... ¡amigos míos!