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La despedida de los tíos no fue dramática. Doña Frasquita parecía decir: «Hágase tu voluntadPara ella Cristeta simbolizaba el teatro, es decir, la perdición y los vicios de su marido. Don Quintín sonreía mirando socarronamente a su sobrina; desde que la sabía conocedora de sus liviandades, recelaba que hablase. Cristeta estuvo muy cariñosa, y en el momento de salir del estanco, lloró.

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La fuerza, no obstante, que no bastó para detenerme al borde del abismo y para salvarme de la caída, me ha valido luego para romper materialmente el lazo, para huir de ti, para levantarme lastimada y penitente y refugiarme en este retiro. Yo no podía ser legítimamente tuya. Vivir de otra suerte a tu lado, hubiera sido escándalo, ignominia y vergüenza.

Bien conozco tu silbo venenoso. Los aplausos efusivos que han asfixiado tu glosa intempestiva, sírvante de lección y correctivo.

No, te he hecho venir tan temprano porque durante el día no estamos nunca solos y quiero hablarte... Siéntate... Principiaré por decirte que no estoy descontenta de tu grande hombre... el pintor... un poco corto, un poco tímido... ¡pero en estos hombres de talento hay siempre un encanto!... Y ahora hablemos de cosas serias... ¿Qué... piensas de matrimonio?... Vamos, ¿qué te han parecido mis niñas?

Has opuesto tu veto á esa felicidad. Bien se conoce que nunca has sabido lo que era amar. Clementina levantó la frente, sus ojos brillaron, un ligero rubor acudió á su cara, y dijo con voz entrecortada: ¡ sabes muy bien que lo que dices es falso! ; he amado, y demasiado exclusivamente, á un hombre que me ha despreciado ... ¡! He amado! Bien puedo confesártelo ahora que soy vieja.

25 Porque , Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo de orar delante de ti. 26 Ahora pues, SE

El hermano Tiburcio, si bien es un mozuelo barbilampiño, sabe más que el diablo y te valdrá de mucho. Por otra parte, yo he observado que eres sobrado serio y esta seriedad continua a la larga a ti mismo te aburriría. Importa, pues, que la temple y modere un sujeto algo cómico y jocoso, como lo será el mencionado hermano.

Y tus padres te llaman con ternura, Y en esa piedra silenciosa y dura Se estrella su dolor, Como el llanto que el párpado humedece Se retira, se oculta y desaparece Al encontrar un mundo sin amor. Ya de tu rostro no verán, Eliza, Resplandecer la plácida sonrisa, Como el rayo de luz Cuando brilla la estrella vespertina, Que halaga dulcemente y que ilumina Cuando la noche tiende su capuz.

Dió un paso sobre el cuerpo tendido, buscando la puerta. ¿Por qué continuaba allí?... Todo lo que debía hacer ya estaba hecho, todo lo que podían decirse ya estaba dicho. ¡No te vayas, Ulises! suspiró una voz doliente . ¡Óyeme!... Se trata de tu vida.