United States or Albania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y el pobre muchacho conmovíase ante este cuadro de futura felicidad; y así como antes el dolor le hacía llorar, ahora suspiraba con angustia a causa de la alegría.

Al depositarlo sobre un tronco, con mucho cuidado, como si contuviese cosas frágiles, sonó en su interior un retintín metálico. La Mariposa suspiraba, como echando fuera el dolor de este sacrificio, y lentamente, sin dejar de mirar a lo lejos, con el temor de ser sorprendida, fue desatando los nudos del envoltorio.

A veces deteníase el recitante, adivinando las incomprensiones de ella, y repetía los versos, explicándolos. La antigua artista suspiraba con arrobamientos de admiración. La hacía estremecer esta música, en la que entraban por igual el encanto de los versos y la voz que los recitaba con rítmica melopea.

La esposa de don Pompeyo suspiraba y entregaba las zapatillas suizas y el frasco del aguardiente, y el amo de la casa desaparecía.

Y en mi tiempo continuaba, las niñas no hablaban sino cuando se les dirigía la palabra. Entonces ¿usted no hablaba cuando joven, tía? Cuando me hacían alguna pregunta y nada más. ¿Y todas las niñas se os asemejaban, tía? , por cierto, sobrina. ¡Qué época horrible! suspiraba yo, levantando los ojos al cielo.

Y agregaba: Dios pagará a ustedes este buen rato.... ¡De veras, de veras, si me parece que tengo veinte años! Angelina y tía Pepilla nos dejaron para atender a la anciana que ya suspiraba por su lecho; don Román buscó el suyo, y Andrés se quedó conmigo en espera de Angelina y de mi tía que irían con nosotros a la misa del gallo. No tardaron en volver.

Don Víctor siempre el mismo para su don Álvaro; seguían las confidencias acompañadas de cerveza... pero Ana jamás se presentaba. Si don Álvaro se atrevía a preguntar por ella, don Víctor fingía no oír, o mudaba de conversación; si el otro insistía, Quintanar suspiraba y encogiendo los hombros decía: ¡Déjela usted... estará rezando! ¡Rezando!... Pero tanto rezar puede matarla....

El Canónigo musitaba, gemía, suspiraba, con el rostro cubierto. Por fin, bajando las manos, embozose con furia, y, después de buscar la salida como un ciego a lo largo del muro, desapareció de la cuadra, dando con el pie, hacia atrás, un terrible portazo. Ramiro sintió que todo su maquinal apegamiento hacia aquel hombre acababa de trocarse en súbito rencor.

¡El arte no tiene sexo! gritaba . Vean ustedes, yo entrego a mi hija esos grabados que representan el arte antiguo, con todas las bellezas del desnudo que en vano querríamos imitar los modernos. ¡Ya no hay desnudo! Y suspiraba. La Mitología llegó a conocerla Anita como en su infancia la historia de Israel.

En fin, yo vencía los estorbos que a mi severidad se oponían, me mostraba entonada y digna y conseguía que el joven se arredrase y estuviese respetuoso. Reportado ya y muy compungido, suspiraba él y decía en guaraní: Che rací-hayhub-guasú. ¿Qué significa ese a modo de gruñido que usted exhala? le preguntaba yo. Y él me contestaba con tono lastimero: Pues significa: estoy enfermo de amor grande.