United States or Belize ? Vote for the TOP Country of the Week !


La poesía triste de la noche, con su silencio rasgado a trechos por alaridos de dolor, inundaba su alma. Si; Alcaparrón sentiría cerca de él a su amada muerta. Algo de ella subiría hasta su rostro como un perfume, cuando arañase la tierra con el azadón y el surco nuevo enviase a su olfato la frescura del suelo removido.

Al cuarto dia de camino, las selvas de las orillas del Chaparé se van encumbrando cada vez mas, componiéndose enteramente de árboles antiquísimos, hasta que apénas llega ya á descubrirse la pequeña parte de cielo correspondiente al profundo surco abierto por el rio en medio de aquel oceano de perenne verdor.

Ellos la mies ante su hoz rindieron, Y el surco abrieron en la dura gleba, Ellos al bosque secular vencieron Y á par del buey se ataron á la esteva. De la ambicion insana preservados Su vida oscura fué, sus penas leves... Mas no por esto sean despreciados Del pobre los anales simples, breves!

No bien concluímos de oir el desagradable graznido de los miles de patos que rodean las cercanías del vadeo de Pasig, cuando el panorama varía por completo. Dilatados campos sembrados de palay, se muestran por doquier. Las riberas se despojan de las verdes y poéticas bóvedas, viéndose al carabao arador que pesadamente abre el surco en que ha de fructificar el arroz.

Por un lado del tren, se abarcaba el vertiginoso movimiento de la ría con sus barcos y fábricas: por la ventanilla opuesta, admirábase la paz de los campos, el trabajo cachazudo y tranquilo de los aldeanos, removiendo la tierra arcillosa. Las mujeres, con la falda atrás y las piernas desnudas, sudaban dobladas sobre el surco.

Como su rostro era ya de lo más desgraciado que pudiera verse, aquel surco sinuoso y colorado acabó de prestarle una apariencia monstruosa y hasta temible. Era más joven que su hermana María. No llegaba aún a los cincuenta años. Vivía célibe y solo en la casa solariega que los Oscos tenían en la calle del Pozo, nada magnífica por cierto.

Que aquella inmensidad de tierra se repartiese entre los que la trabajaban, que los pobres supieran que del surco podían sacar algo más que un puñado de céntimos y los tres gazpachos, ¡y ya se vería si los del país eran holgazanes!

En mi sentir, pues, las alianzas no solo son convenientes, sino indispensables para España, que tiene aún, y no puede menos de tener, tanto que conservar y tanto á que aspirar, si no se arroja en el surco y se declara muerta y prescinde de su historia.

De vez en cuando algún tiro aislado como último eco del tiroteo del día; alguna liebre que saltaba por el llano; alguna perdiz asustada que rastreaba el surco. Carlos no había parecido... ¿Por qué? se preguntaba Eva muy triste.

He leído en Los trabajadores del mar, que cuando un buque de vapor surcó por primera vez las ondas del Canal de la Mancha, los campesinos de Jérsey lo anatematizaban en nombre de una tradición popular que consideraba elementos irreconciliables y destinados fatídicamente a la discordia, el agua y el fuego. El criterio común abunda en la creencia de enemistades parecidas.