United States or Burundi ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con la superstición de los enamorados y de todos los que esperan, buscaba ciertos lugares preferidos por la viuda, creyendo que de este modo tiraría de su pensamiento lejano, obligándola á venir. Los estanques de los moluscos le atraían especialmente. Recordaba que Freya le había hablado algunas veces de esta sección.

Ni la religión, ni las nuevas costumbres, ni los escasos rayos de civilización que se abren paso hasta aquellas lejanas tierras, han podido destruir antiguos gérmenes de pasadas generaciones. La superstición y la fábula son innatas en el chamorro, así que la muerte del Padre San Vítores, como su martirio y su vida, la envuelve en sinnúmero de fantásticas relaciones.

Y ¿quién te ha contado esta historia, Perla? preguntó la madre reconociendo una superstición muy común en aquella época. Aquella señora vieja que estaba sentada en un rincón junto á la chimenea en la casa donde estuviste velando anoche, dijo la niña. Ella me creía dormida mientras estaba hablando de eso.

No me interesa ni discuto el punto de vista religioso, sino la importancia de la superstición en la vida social, su influencia perniciosa contra la evolución de la moralidad.

Lastimado por la frialdad del público, que no sabía a qué atribuir, no me acordé de ir a almorzar: tan pronto la achacaba a la poca o ninguna afición que hay en España a la literatura, como a la falta de anuncios: unas veces pensaba que en la primavera no es conveniente fundar periódicos; otras me entregaba a la superstición imaginando que no debimos comenzar a imprimir el nuestro en martes.

Todo ignorancia y superstición: falta de saber leer y escribir. Y firme en sus creencias, con la simplicidad del hombre sencillo que sólo posee dos o tres ideas y no las suelta aunque le conmuevan con los mayores zarandeos, volvía a reanudar la discusión a las pocas horas, no haciendo caso de la cólera del matador.

Es admirable cómo se supo que fué una bofetada, y no pudo ser más cruel el milagro, no tanto por la insignificancia de la falta, como por tratarse de un moro que ni creía ni entendía la superstición cristiana.

Sin conexión alguna con el Buró de Educación del Gobierno de Filipinas he discurrido en la forma en que acabo de hacerlo, no para defender las escuelas laicas de una acusación injusta e injustificable, no para atacar a personas ni a ideales religiosos ni políticos, sino para contribuir a extirpar una de las bases, una de las causas más fuertes de la criminalidad, de la corrupción, de la formación de individuos inútiles y nocivos a la sociedad: ¡la superstición!

Al verlas salir juntas hacia Saint-Honorée d'Eylau, don Marcelo se indignaba algunas veces. Están jugando con Dios... Esto no es serio. ¿Cómo puede atender unas oraciones tan contrarias?... ¡Ah, las mujeres! Y con la superstición que despierta el peligro, creía que su cuñada causaba un grave mal á su hijo.

Su ánimo, sostenido unas veces y agobiado otras por los espejismos de la superstición, creía esto firmemente. Tal vez su deseo de verla fuese una corazonada feliz, igual a las que tantas veces le habían salvado en el redondel. ¿Por qué no?... El tenía en su persona una gran confianza.