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Se da aquí un salto inmenso, se pasa de la subjetividad á la objetividad, se afirma que las condiciones subjetivas son el reflejo de las objetivas, se hace el tránsito de la idea á su objeto, tránsito que constituye el problema mas trascendental, mas difícil, mas oscuro de la filosofía.

Entonces el ser no existe solo en mismo; es en algun modo las demás cosas: verificándose aquel dicho de los escolásticos, tan lleno de profundo sentido: «lo que conoce es la cosa conocidaEn las sensaciones hay cierto órden: son tanto mas perfectas, cuanto menos subjetivas: las mas nobles, son las que nos ponen en comunicacion con los objetos considerados en ; las que no se limitan á la experiencia de lo que los objetos nos causan, sino al conocimiento de lo que son.

«Es de todo punto cierto, y no solo posible ó verosímil, que el espacio y el tiempo como condiciones necesarias de toda experiencia, tanto interna como externa, son condiciones puramente subjetivas de toda nuestra intuicion. Luego es igualmente cierto que todos los objetos con relacion al espacio y al tiempo, no son mas que simples fenómenos, y cosas en , si se los considera segun el modo con que nos son dadas. Mucho se puede decir

De esta suerte se salva la correspondencia del fenómeno con la realidad, y se armoniza el mundo interno con el externo; mas no se trasladan á este todas las condiciones subjetivas de aquel de tal manera, que lo necesario para nuestras representaciones, lo sea tambien en y con necesidad absoluta.

En este supuesto, las leyes de la naturaleza son las leyes de nuestro mismo espíritu; y en vez de que debamos buscar en aquella los seres, tipo de nuestras ideas; debemos mirar á estas como el principio generador de todo lo que existe, ó parece existir; y las leyes del universo no serán mas que las condiciones subjetivas del yo aplicadas á los fenómenos.

Fíjate, para comprender esto que te digo, en lo que pasa en nuestros talleres: cantantes de café-concierto nos proporcionan cabezas de vírgenes... muchachuelas incapaces de coordinar dos ideas vienen a resultar el tipo de una de las musas... viejos pillastres de la más baja ralea conviértense en santos y en apóstoles... Y es que todas estas fisonomías son para nosotros meramente subjetivas.

En ningún capítulo de los Apuntes que me sirven de guía en este relato hay mayores despilfarros inútiles de tiempo y de imaginación, que en el que la redactora da cuenta del viaje proyectado algunos renglones más atrás. Es, en su mayor parte, un verdadero artículo de Revista, escrito, por una observadora tan impresionable como inexperta, a través de sus debilidades de sexo y de sus preocupaciones demasiado subjetivas.