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Grano de Sal, que había bajado los ojos al comenzar su narración, no pudiendo sostener la mirada chispeante de Kernok, se aventuró a levantar la cabeza.

¡Pero qué me importarán a todas estas cosas! pensaba Fortunata, que ya no podía sostener más tiempo el papel, ni sabía de dónde sacar los monosílabos y las sonrisas.

España, con sus héroes y con sus santos, había de sostener y conservar la unidad divina que informa y da vigor a la civilización europea. Y esta civilización poderosa y benéfica había de continuar difundiéndose por todos los climas y regiones, tierras y mares del mundo que habitamos.

Mientras estaba abajo, no corría peligro de que la superchería fuese descubierta; y si llegaba el éxito para él, la patria que se había atribuido era la primera en enorgullecerse de este ciudadano hasta entonces ignorado... Yo no tengo empeño en sostener que Colón fuese genovés o no lo fuese: me es igual.

Es mucha, mucha mujer esa dijo una voz junto á Juan Montiño , y no me extraña que la améis. Volvióse el joven, y vió junto á á Ginés Saltillo. ¿Quién os ha dicho que yo amo ó dejo de amar á esa señora? Y, sobre todo, ¿os importa á vos? dijo el joven, que estaba resuelto á sostener la cuerda tirante hasta que saltase. Tenéis una manera de contestar... dijo contrariado el alférez.

Los dueños de la casa en que ambos amigos se habían hospedado le ofrecieron una boina blanca, también de borla, ancha, redonda, con aro de madera para sostener la forma de plato. Púsosela el cura historiador, mirose al espejo, echose a reír, y dijo que no se la había de quitar más, pues le caía que ni pintada.

La gratitud de Obdulia no tenía límites, pero el Magistral creyó necesario buscárselos mostrándose frío, seco y dándola a entender que «no lo había hecho por ella». La viuda, sin embargo, insistió en sostener que le debía la vida. ¡Indudablemente! corroboraba doña Petronila, que no sospechaba cómo quería pagar Obdulia aquella vida que decía deber al Magistral.

Apesar de la utilidad innegable de esta reforma, pues el adjetivo universal es, sin duda, más comprensivo que general, algún redactor se empeñaba en sostener que los suscritores, no sólo no la agradecerían, sino que ni siquiera se harían cargo de ella.

Urquiola y doña Cristina se miraban escandalizados. ¿Y la caridad? gritó el abogado. ¿Y la sublime caridad de la moral cristiana? ¡La caridad! contestó el médico sonriendo con sarcasmo. Es el medio de sostener la pobreza, de fomentarla, haciéndola eterna.

En las minas, y en las fábricas que las rodean, hay trabajo para los niños en cuanto pueden sostener en la cabeza un cesto con un poco de tierra. Los ochavos que ganan así los hijos de los pobres son en Matalerejo la semilla de la avaricia arrojada en aquellos corazones tiernos: semilla de metal que se incrusta en las entrañas y jamás se arranca de allí.