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Era esta la noble viuda doña Agustina Solís y Montes de Allende el Agua, matrona de treinta y pico de años, aunque lozana, fresca, graciosa, de buenas carnes y mejor parecer, y con veintiocho o treinta mil reales de renta sobre poco o más o menos.

La familia de Solís continuaba incomunicada con sus vecinos.

Por eso te decía yo que Gabrielita.... , tía, ; tiene usted razón; pero, créame usted: si algún día pienso en casarme, no consultaré más que a mi corazón. Charlé media hora en la botica de Meconio. Allí estaban los pedagogos, el P. Solís y don Crisanto. Adentro, como de costumbre, se tributaba culto a Birján.

1 El letrado del cielo, de D. Juan de Matos. 2 La más dichosa venganza, de D. Antonio Solís. 3 La fingida Arcadia, de D. Agustín Moreto. 4 Cuantas veo tantas quiero, de D. Sebastián de Villaviciosa y D. Francisco de Avellaneda. 5 La condesa de Belfor, de D. Agustín Moreto. 6 No hay contra el amor poder, de D. Juan Vélez de Guevara. 7 Sin honra no hay valentía, de D. Agustín Moreto.

12 El rey Don Alfonso el de la mano horadada, comedia burlesca, de un ingenio de esta corte. 1 El alcázar del secreto, fiesta que se representó á SS. MM. en el Buen Retiro, de D. Antonio de Solís. 2 Travesuras de Pantoja, de D. Agustín Moreto. 3 San Froilán, de un ingenio de esta corte. 4 El caballero, de D. Agustín Moreto. 5 El rey Don Sebastián, de Francisco de Villegas.

Era domingo, y me estuve en casa todo el día. El P. Herrera se fué a comer con su grande y buen amigo el P. Solís; tía Pepa no se apartó de la enferma en toda la tarde, y Angelina y yo nos la pasamos en el jardincillo, sentados al pie de los naranjos.

Cuando el Comendador, al volver un día de Villabermeja, trajo esta noticia, fué Lucía la primera persona á quien se lo comunicó. Calle V., tío exclamó la muchacha; de seguro que el niño de D. Casimiro será un escomendrijo; parecerá un gazapillo desollado. No, sobrina contestó el Comendador; el recién nacido Solís es fuerte como un becerro. Así era la verdad, según hemos sabido después.

Repuesto un poco de su pasmo, dijo el P. Jacinto: Y dime, hijo, ¿qué trata de hacer Doña Blanca para remediar el mal? ¿Qué proyectos son los suyos, que tanto te asustan? ¿Quién sería el inmediato heredero de su marido si ella no tuviese una hija? preguntó el Comendador. Don Casimiro Solís, fué la respuesta. Pues por eso quiere casar á su hija con D. Casimiro.

Diego Muxet de Solís publicó en Bruselas en el año de 1624 un tomo de comedias, que contiene seis históricas y dramas religiosos . Su Venganza de la duquesa de Amalfi es una continuación de El mayordomo de la duquesa de Amalfi, de Lope de Vega.

El médico montaba en Júpiter; sacaba a relucir sus argumentos en forma, su ciencia de seminarista, y, por último, a los desahogos de Sarmiento contestaba con dicterios. El P. Solís, reflexivo y cachazudo, se estaba quedo; oía y callaba, hasta que para calmar los ánimos, terciaba en la disputa.