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Pero acontece que ésta y Dorotea truecan sus domicilios respectivos, de suerte que las pretensiones amorosas de Don Juan, que ronda el balcón de la primera, van dirigidas á Dorotea. Nacen de aquí singulares equivocaciones, cuyo resultado viene á ser que D. Juan se convence de la fidelidad de su amada.

Encontramos en la lírica á Góngora, de quien tantas veces hemos hablado, componiendo en su juventud obras maestras al estilo antiguo popular, romances, letrillas y villancicos, y brillando siempre por sus eminentes dotes poéticas hasta en medio de sus extravíos posteriores, cuando se precipitó sin freno ni mesura en el campo de sus innovaciones; á Villegas, el príncipe de los eróticos españoles, inimitable en los cantos anacreónticos, y tan distinguido por sus odas como por sus idilios; á los dos Argensolas , celebrados por la claridad y precisión clásica de su estilo, por su juicio exacto y por su carácter varonil, justamente aplaudido en sus epístolas y sátiras; á Rioja, sin rival en la ternura de sus sentimientos cuando contempla á la naturaleza, y por su intensidad y dulce fuego; á La Torre, alabado por su brillante manera de exponer los asuntos y por la sonoridad y armonía de su cadencia; á Juan de la Cruz, Salas, Malón de Chaide, poetas de unción verdadera y profundo sentimiento religioso; á Alcázar con sus gracias singulares, que siempre divierten; á Aldana, Soto de Rojas, Medrano, Arguijo, Figueroa, Argote de Molina, y otros innumerables, que florecieron entonces y alcanzaron merecida fama entre el aluvión de poetas notables que los rodeaban . Si se echa una ojeada al conjunto de producciones que estos vates escribieron, ó nos sentimos arrebatados por la sencillez y verdadera poesía de sus romances y cantos, imitando el antiguo estilo nacional, ó por la dulzura y rotundidad de su lenguaje, que tomó por modelo al italiano, pudiendo dudarse si hay otras naciones que ofrezcan tantos y tan excelentes líricos.

La mujer que logra tener una tertulia así puede jactarse de haber puesto una pica en Flandes. Cuantos sepan de estos negocios mundanos tendrán que reconocer en la mujer que presida tal tertulia no comunes dotes de entendimiento. Otras singulares virtudes resplandecían también en Rosita. Era tan buena para amiga como mala para enemiga.

Sus singulares puentes de madera, tan característicos de Suiza, como las fuentes públicas de piedra coronadas por figuras de guerreros ó animales, por curiosos que sean no merecen en rigor el nombre de monumentos.

Verdad es que, como siempre sucede, entre tantos buenos no faltaban algunos malos y perversos que hacían más aprecio del cuerpo que del alma; pero Dios Nuestro Señor usó con ellos del poder de su brazo omnipotente, ya ablandando durísimos pecadores con modos extraordinarios y singulares, ya castigando tal vez con los azotes de su justicia á los obstinados que á buenas no se rendían, haciendo con eso que otros que lo veían abrazasen la ley de Dios.

L. Tieck, en el prólogo á su traducción de Marcos de Obregón, da á esta tragedia singulares alabanzas y la prefiere á El médico de su honra; pero estimando en lo que merece el juicio de tan eminente crítico, y á pesar de todas las bellezas de la obra de Rojas, que confesamos, no podemos menos de atribuir la palma á Calderón.

Aquella Ana, cuando estaba en la intimidad, solía decir de estas cosas singulares. ¿Dónde había sufrido tanto la pobre niña salida apenas del círculo de su casa venturosa, que así había aprendido a conocer y perdonar? ¿Se vive antes de vivir? ¿O las estrellas, ganosas de hacer un viaje de recreo por la tierra, suelen por algún tiempo alojarse en un cuerpo humano? ¡Ay! por eso duran tan poco los cuerpos en que se alojan las estrellas.

Venía después el asalto; la carta o la declaración verbal. Aquí desplegaba nuestro general una osadía y un arrojo singulares que, contrastaban notablemente con la prudencia y habilidad del cerco. Esta complejidad de aptitudes ha caracterizado siempre a los grandes capitanes, Alejandro, César, Hernán Cortés, Napoleón.

En la Historia de París, escrita por La Fosse, encuentro estos singulares detalles: «Estos instigadores del asesinato, a fin de reconocer por todas partes los borgoñones, habían ya ordenado que llevasen en el vestido la cruz de San Andrés, principal atributo del escudo de Borgoña, y para estrechar más los lazos del partido, imaginaron en seguida formar una Hermandad bajo la invocación del mismo San Andrés.

Los grupos de la orilla no son ménos interesantes, ya por las maniobras de los bogas y sus vestidos singulares, ya por la ruidosa algazara que levantan saludando á la tripulacion del vapor que pasa rápidamente á la vista de esos pacíficos moradores de un huerto secular. Mompos es una ciudad interesante en todos sentidos.