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Del mismo modo que entre los varones se va formando el partido masculista, entre nosotras surge un movimiento de protesta dirigido por las mujeres que aspiran á una vida dulce y de concordia entre los sexos: una vida sin violencias, sin que ninguno de los dos grupos en que se divide la humanidad impere sobre el otro ni abuse de él.

Ya el exánime cuerpo abandonando á la extraña inaccion que le avasalla, los tristes ojos á la luz cerrando, sin que la voluntad le oponga valla, dejo á mi pensamiento libre vuelo; mas de un sueño imposible en pos se lanza, y vaga en loco anhelo de un recuerdo á un dolor ó á una esperanza, de una idea á otra idea, sin conseguir hallar lo que desea.

Cuando el autor del Don Quijote, tras larga interrupción, se consagró de nuevo en sus últimos años á escribir comedias, ó, como según parece, había modificado sus ideas anteriores acerca de la esencia del drama, ó como siguió los pasos de aquéllos que antes criticara, cedió, sin duda, no teniendo otro recurso, á las exigencias del público.

Esta observacion, que es sin duda prematura en el estado actual de la ciencia, se adapta de diversas maneras á todos los medicamentos piréticos, y quizá encierre la solucion de las dificultades que se esperimentan en referir á un estado orgánico ó funcional determinado, las variaciones que sufren las secreciones en sus cualidades físicas y en su composicion química.

El pastor daba, naturalmente, el ejemplo de esos deberes sociales; porque a los espíritus de Raveloe no les hubiera sido posible, sin una revelación divina particular, el pensar que un eclesiástico debía ser un pálido momento de las solemnidades del culto en lugar de ser un hombre dotado de defectos razonables, cuya autoridad exclusiva de leer las oraciones y de predicar, de bautizar, casar y enterrar, coexistía necesariamente con el derecho de venderos el terreno para inhumaros, y de percibir el diezmo en especias.

Moreno se mostraba torvo y receloso, hallándose tristísimo en la aborrecible compañía de «tanto explotador de la ignorancia humanaEn cambio D. Pantaleón, siempre grande y profundo, parecía hechizado; no se cansaba de hacer observaciones antropológicas sobre todo lo que veía y oía, sacando a cada instante su cuaderno de notas y escribiendo en él, sin advertir la curiosidad de que era objeto.

Por último, consultando el caso con Rafaela, y haciendo un esfuerzo de memoria, vino á recomponer el vocablo y á declarar que lo que su sobrino había pedido era economía. ¿Qué es eso, Rafaela? preguntó á su fiel criada. Y Rafaela contestó: Señora, ¿qué ha de ser? ¡Ajorro! No le hubo, sin embargo. La chacha Ramoncica echó aquel día el bodegón por la ventana.

Machín, sin atender a las indicaciones del atalayero, se lanzó sobre las olas amarillas de la barra, allí donde se confundían el cielo y el mar, y pasó él y pasamos nosotros con una velocidad vertiginosa, tan pronto en la cumbre de una montaña de agua, como casi atravesándola por en medio.

Le parecía marchar por un horizonte sin fin, con más velocidad que horas antes se deslizaba por el río. Oía su nombre en la boca de aquella mujer, se veía agasajado en una casa cuya entrada no sabía antes cómo franquear, y ella, Leonora, le llamaba niño y le trataba como a tal, cual si la intimidad datase desde el principio de su vida. ¿Qué mujer era aquella?

Por el contrario, si afirmamos que conoce la extension, entonces parece que le atribuimos la representacion sensible; pues que la extension representada parece envolver la representacion sensible. ¿Qué es una extension sin líneas, superficies y figuras?