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Se le da una población de 1,500,000, mas, indudablemente, si se cuentan los que tienen sus quehaceres en Rio de Janeiro sin vivir dentro de la ciudad, el número de sus habitantes es mucho mayor.

La deshoja es una operación que toma la solemnidad que hemos visto en casa de don Silvestre, en las de cuantos labradores cogen maíz para todo el año, pues con el objeto de que el grano empiece pronto á ventilarse, procura el cosechero despojarle cuanto antes de la hoja que le envuelve y le perjudica mucho, después que se retira de la heredad; y como la operación es muy pesada para poca gente, es ya costumbre que se reuna toda la que quiera del pueblo, sin mas retribución que un maquilero de castañas cocidas y un vaso de vino ó de aguardiente, y á veces una sola de las dos cosas, para deshojar una cosecha en una noche, ó en dos á lo sumo.

Al principio la reusaba; y habiéndole referido mis largos trabajos y molestos servicios, y la fidelidad continua con que los habia ejecutado en el servicio del Rey, y que en todo este tiempo considerase cuantos peligros y miserias haba sufrido, y cuantas veces puse la vida por el mismo general, sin haberle dejado jamas, me dió licencia con mucho honor, y cartas para el Rey: en que, despues de dar cuenta de todas las provincias del Rio de la Plata, ponderaba lo que yo habia servido en ellas.

Era notorio que existía algún motivo poderoso para que él lo hubiera nombrado administrador de la fortuna de Mabel, y, sin embargo, todo aquello era un completo enigma, exactamente como el origen misterioso de donde el millonario había obtenido su enorme riqueza.

Sin embargo, puso a un lado los bizcochos y se sentó distraídamente triste e inconsciente del bien que pudieran hacerle los bizcochos, las letras y hasta la bondad de Dolly. ¡Ah! Si hay un bien en algo, lo necesitamos repitió Dolly, que no abandonaba fácilmente una frase útil.

Así, por ejemplo, decía: «No basta saber regular nuestras acciones externas: sería necesario poder guiar el pensamiento íntimo.» ¿Quería decir con estas palabras que, libre y sola, se sentía, a su pesar, asediada por persuasiones tentadoras a las cuales sin embargo sabía resistir? ¿Y no era harto natural que así fuera?

Volvieron grupas los dos jinetes y se encaminaron a la Amezcua, sin hallar noticia alguna en seis días de molestísimo viaje, entre sustos y contrariedades.

El teniente se estremecía y hacía lo posible por ahuyentar los pensamientos que en aquel momento acudían en tropel a su cerebro. Concluyó por no pedirle consejo alguno, y obró cuerdamente. La teología moral de don Miguel era sin duda más deficiente que la táctica militar.

La palabra y la historia son los dos genios que van al frente en todas las exequias, son los manes eternos que velan sin cesar sobre la tumba de las generaciones.

Cuando han de precipitarse desde algún peñasco, se lanzan en lo hondo como desesperados desde las decoraciones que figuran las montañas; cuando desempeñan papeles de algún moribundo, que ha de retorcerse en la agonía, se ensucian y se hieren con los clavos que sobresalen en las tablas y con las astillas de las mismas, sin hacer caso de sus vestidos, que á veces les han costado mucho dinero, etc., etc