United States or Senegal ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y Ben Zayb había adoptado el tono de un catedrático y con el índice trazaba círculos en el aire admirándose de su imaginacion que sabía sacar de las cosas más insignificantes tantas alusiones y consecuencias. Y como viera á Simoun preocupado y creyese que meditaba sobre lo que acababa de decir, le preguntó en qué estaba pensando.

Simoun se calló de repente como entrecortado. Una voz preguntaba en el interior de su conciencia si él, Simoun, no era parte tambien de la basura de la maldita ciudad, acaso el fermento más deletéreo.

Afortunadamente los que allí se encontraban eran campesinos, y los dos timoneles parecían muy ocupados con las curvas del río. Pero, señor Simoun... Desengáñese usted, don Custodio, continuó Simoun secamente; sólo de esa manera se ejecutan grandes obras con pocos medios. Así se llevaron á cabo las Pirámides, el lago Moeris y el Coliseo en Roma.

Allí había un misterio y el estudiante, con su sangre fría característica, se prometió aclararlo, y aguardó una ocasion. Simoun cavaba y cavaba en tanto, pero Basilio veía que el antiguo vigor se había amenguado: Simoun jadeaba, respiraba con dificultad y tenía que descansar á cada momento.

El P. Florentino miró hácia la cama y con gran espanto suyo vió que la fisonomía del enfermo había perdido su espresion tranquila é irónica. Un dolor oculto parecía fruncir sus cejas, en la mirada se leía la ansiedad y sus labios se contraían en una sonrisa de dolor. ¿Sufre usted, señor Simoun? preguntó solícito el sacerdote acercándose.

Don Custodio iba á protestar: aquel Simoun era verdaderamente un grosero mulato americano que abusaba de su amistad con el Capitan General para insultar al P. Irene. Verdad es tambien que el P. Irene tampoco le habría soltado por tan poca cosa.

Y por esto y como contase Simoun que los tulisanes estaban muy bien provistos de escopetas, fusiles y revólvers, y que contra semejantes individuos un hombre solo por bien armado que estuviese no se podía defender, S. E. para evitar en lo futuro que los tulisanes adquieran armas, iba á dictar un nuevo decreto concerniente á las pistolas de salon.

Despues hizo señas á sus compañeros para que se acercasen. Vieron salir por la puerta de la pansitería un joven que miraba á todas partes y entraba con un desconocido en un coche que esperaba junto á la acera. Era el coche de Simoun. ¡Ah! exclamó Makaraig; ¡el esclavo del Vice Rector servido por el Amo del General! Muy de mañana levantóse Basilio para ir al Hospital.

Pues mire, añadió Simoun en voz baja: necesito que usted me haga entrar algunas cajas de fusiles que han llegado esta noche... quiero que los guarde en sus almacenes; en mi casa no caben todos. Quiroga se alarmó.

Basilio, sin saludar, avanzó lentamente y en voz que hizo estremecerse al joyero, dijo: Señor Simoun, he sido mal hijo y mal hermano; he olvidado el asesinato del uno y las torturas de la otra ¡y Dios me ha castigado! Ahora no me queda más que una voluntad para devolver mal por mal, crímen por crímen, ¡violencia por violencia! Simoun le escuchaba silencioso.