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Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer muy verdadero, como todos lo son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia; y el que yo digo dice: "Iglesia, o mar, o casa real", como si más claramente dijera: "Quien quisiere valer y ser rico, siga o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en sus casas"; porque dicen: "Más vale migaja de rey que merced de señor". Digo esto porque querría, y es mi voluntad, que uno de vosotros siguiese las letras, el otro la mercancía, y el otro sirviese al rey en la guerra, pues es dificultoso entrar a servirle en su casa; que, ya que la guerra no muchas riquezas, suele dar mucho valor y mucha fama.

Su primo Joaquín Blanes, dueño de una fábrica de géneros de punto, le instó repetidas veces á que siguiese su ejemplo. Debía quedarse en tierra y emplear su capital en la industria catalana. Ulises era del país, por su madre y por haber nacido en la vecina tierra de Valencia. Se necesitaban hombres de fortuna y energía para que interviniesen en el gobierno.

El español intentó balbucear aún un no entiendo. Pero Kernok que había agotado todos sus recursos oratorios, reemplazó el diálogo por la pantomima y le puso bajo la nariz el cañón de su pistola. A esta invitación, el capitán lanzó un profundo, un doloroso, un desgarrador suspiro, e hizo signo al pirata de que le siguiese.

Al volver, como siguiese la orilla del riachuelo, arrodillóse en sus márgenes, empapó en el agua el pañuelo y humedeció sus ojos abrasados por lágrimas de fuego: dos horas más tarde la señora de Aymaret entraba radiante de alegría en las habitaciones de la huérfana.

Mientras que andaba don Braulio agitado, allá en el fondo de su alma, de tan varios afectos, de los cuales salía siempre por consecuencia, la precisión en que se creía de dar a su mujer y a su cuñada libertad completa para ir a casa de la Condesa y acompañarla a teatros y paseos, Beatriz, aprovechándose de dicha libertad, vino a ser casi tertuliana diaria de la San Teódulo, ora la siguiese sólo Inesita, ora la siguiese también su marido.

Nunca Zeli había visto a Kernok con un aire tan duro y tan severo. Así, contra su costumbre, no hizo una multitud de objeciones a cada orden de su capitán, y se contentó con ir prontamente a ejecutarlas. Kernok, después de haber examinado atentamente la dirección del viento y de las brújulas, hizo signo a su compañero de que le siguiese.

Señalole entonces el Rey una hembra que bien envuelta en un manto que la tapaba toda, el rostro inclusive, iba por el camino, y le dijo que aquella era la suya, y que la siguiese hasta cogerla o más bien cazarla, pues a paso muy ligero iba la condenada.

A veces un rayo luminoso pasaba entre el follaje y hacía temblar sobre el libro una medalla de sol. Aquella sombra le sabía a la frescura barrosa que el agua conserva en las alcarrazas. De pronto un rumor de pasos acelerados le hizo levantar la cabeza. Miró. Era Medrano corriendo por el atajo en dirección al caserío. ¿Dónde vais? gritole. El escudero indicó con breve ademán que le siguiese.

¿Creéis acaso que he herido ó muerto á don Rodrigo cuando le detuve para que no os siguiese? Entonces le desarmé. ¿Pues cuándo le habéis herido? Hace media hora; cuando salía don Rodrigo de casa del duque de Lerma; era preciso quitarle unas cartas... ¿Unas cartas? Tomad, señora dijo Montiño, sacando una cartera de terciopelo blanco bordado de oro, sobre la cual se veían manchas de sangre fresca.

Dia 23. Estando la gente formada para marchar, dió órden el Comandante al Sargento Mayor, D. Pascual Martinez, que siguiese la marcha, y luego que se traslomase á distancia de media legua, hiciese alto: y quedándose el dicho Comandante con 12 hombres, el cacique Lepin y Lincon, habièndoles dado la órden á estos de lo que habian de egecutar, viendo ya que era hora, sacando un pañuelo blanco del bolsillo, que era la seña, acometieron á dichos indios y los mataron. Y llegando el Comandante con los dichos 12 hombres, donde lo esperaba la armada, mandó juntar á todos los demas caciques, manifest