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Esta sustancia ofrece del modo mas característico la sobreescitacion nerviosa, la impresionabilidad, la exaltacion de los sentidos, la vivacidad de las facultades intelectuales, la sensacion de bienestar y la escitacion de los órganos sexuales. Mas cuando ha cesado este período de su accion, se observa el endolorimiento del cuerpo, el abatimiento, la obnubilacion, la impotencia.

La literatura española, en efecto, no es más que una serie de enfermedades, debidas, generalmente, a trastornos sexuales o a defectos de nutrición. El uno está enfermo del hígado. Al otro se le forman ácidos en el estómago. Este se encuentra amagado de parálisis general progresiva y tiene delirio de grandezas.

aquí un estado erético, que se manifiesta por los síntomas siguientes: prurito, exudacion en el ano, hemorróides dolorosas, orinas claras y frecuentes estando en ayunas; orinas turbias con sedimento, conato frecuente á orinar, prurito en la uretra, sensacion de ardor en el glande durante la miccion, flujo de humor prostático despues de orinar, irregularidad de las sensaciones y de los actos sexuales, ó predominio de la astenia, leucorrea, en fin, con escoriacion y prurito.

Porque tus blancos y afilados dientes el goce intensifican; porque mientes un platónico amor, ¡bendita seas! Yo creí adivinar en tus antojos acicate a pasiones sexuales; mas moduló tu voz ternuras tales, que hasta llegué a creer en tus sonrojos. ¡Cómo fingias crisis pasionales, de hondo y sentido amor, en tus enojos...! ¡Si hasta fingieron lágrimas tus ojos, en sartales de perlas, a raudales...!

Apenas se observa turgencia en la mucosa de los órganos génito-urinarios. Su estado, bajo la influencia de este medicamento, es la astenia con ó sin obstruccion de la mucosa. Las mismas disposiciones presentan los órganos de las funciones sexuales y partes adyacentes.

Para los delitos de amor su lenidad era infinita; y si bien en los días en que la debilidad la tuvo tan postrada que sintió como la conciencia física de un agotamiento de deseos y facultades sexuales, miraba con desprecio y repugnancia, y hasta ira, todo lo que se refiriese a respetar, consagrar y propagar el amor, cuando se vio renacer dentro de su pálido pellejo, suave y fofo, volvió a su ánimo aquella piedad sin límites por las flaquezas amorosas y la admiración para todos los grandes atrevimientos y extravagancias de este orden, especialmente si eran hembras las que llevaban a cabo tales osadías.