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Al Conde de San Teódulo le quería de un modo, a su poeta le quería de otro, y sobre estos afectos, propios y exclusivos de la mujer, surgían otros que parecían arrancar del fondo esencial del espíritu, donde ya no hay diferencia de mujer y hombre: del principio neutro, antes de que adquiera determinación sexual.

No, no quiero... ¡Esa mano!... Pueden vernos. ¡Qué locura! El príncipe era un atleta, pero la emoción debilitaba sus fuerzas. Además, éstas se esparcían en una doble actividad, queriendo dominar á la mujer y explorarla á la vez en sus misterios, con la furia del imperativo sexual.

No sabes decía riendo Alicia . Cuidado, que me pinchas. ¡Qué torpe! Pero él acabó por sentirse contento de su torpeza. Acariciaba el desnudo brazo con sus dedos, se estremecía al rozar aquel pliegue de la carne que guardaba en su sombra aterciopelada cierto misterio sexual. ¡Quieto! chilló ella . No vuelvas á las andadas; mira que me enfado... Bien está así... ¡Vámonos!

Watson, por su parte, consideraba á esta mujer más hermosa y apetecible después que dos hombres habían intentado matarse á causa de ella. Una sensación de orgullo varonil, de vanidad sexual, se mezclaba con las emociones que iban despertando en su interior las palabras de la Torrebianca y el contacto de su cuerpo.

«¡Una infamia! pensó Miguel . Calumnias de mujeres, que repite este imbécil por odio sexualComprendía que Alicia se sintiese interesada por aquel convaleciente. Su juventud y su uniforme le recordaban al otro. Además estaba solo en el mundo, era un extranjero, un residuo de la guerra que todos consideraban fatalmente condenado á muerte.

Y despertaba en Ojeda el orgullo sexual que duerme en el fondo de todo hombre; la fatuidad masculina, que se considera irresistible con sólo una mirada o una palabra de femenil aprobación; la fe ciega en el propio valer, que acepta como naturales y lógicas todas las aproximaciones, por inverosímiles que sean.

Y en otra parte: «Creo en el poder del amor sexual, del instinto creador. La amistad, la cordialidad... son sentimientos inseguros, impulsos efímeros, como esos enternecimientos que experimentamos hallándonos de sobremesa, durante una digestión agradable...» extraordinario no ha existido jamás. Schélling tiene razón: «Todo es uno y lo mismo»...

Lo que aun puede caracterizar á la barita, es una sensacion en el corazon como si estuviera escoriado, la imposibilidad de echarse sobre el lado izquierdo, las palpitaciones violentas, la somnolencia por el dia, la grande impresionabilidad al frio; la debilidad de los sentidos de la vista y del oido, con chispas ó puntos volantes delante de los ojos, y la exaltacion del olfato; las pulsaciones en el oido, sobre todo por la noche; la debilidad de los órganos genitales y del apetito sexual; la odontalgia nocturna, y tumefaccion de las encías antes de la menstruacion; las escoriaciones en la lengua y sequedad de la boca, las punzadas y tumefacciones de la laringe y de las amígdalas, la sensacion de un tapon en la garganta; el gusto ágrio, la anorexia ó pronta saciedad, un dolor de escoriacion en el estómago y ano, así como tambien en el escroto; la voz profunda ó la ronquera; la rigidez de la columna vertebral, varios dolores reumáticos que afectan con preferencia los tejidos blancos, los huesos, los vasos y gánglios linfáticos, las sensaciones de picaduras, de quemazon y de escoriacion en la piel; la rebeldía, en fin, á desaparecer las lesiones cutáneas.

Y sinembargo.... ¡lo que es el hombre!... las serpientes se aplacan, y aquellos no se domestican nunca! Es cosa averiguada que la serpiente es inofensiva durante una larga parte de cado año, en que reposa y duerme, y que su agresion requiere casi siempre alguna provocacion, y obedece á intermitencias producidas por el frio, el calor, el hambre ó el estado sexual.

Todos, según nuestra fe, hemos de resucitar con carne, y los cuerpos de los bienaventurados han de ser muy hermosos y gloriosos. Lo primero que manda Dios al hombre y á la mujer es que crezcan, se multipliquen y llenen la tierra. ¿Cómo, pues, ha de suponerse que Dios condena el amor sexual cuando ordena que nos multipliquemos?