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En nuestra tierra nativa, ya en alguna remota aldea, ó en el vasto Londres, ó seguramente, en Alemania, en Francia, en Italia, te hallarás lejos del poder y conocimiento de ese hombre. ¿Y qué tienes que ver con todos estos hombres de corazón de hierro ni con sus opiniones? Ellos han mantenido en abyecta servidumbre, demasiado tiempo, lo que en hay de mejor y de más noble.

La servidumbre iba y venía de un lado a otro, trasladando ropas, sombreros y trebejos diversos. Saliendo de una habitación interna, apareció Margarita, envuelta en una ligerísima bata, sofocada, jadeante, encendida. Me tendió sus torneados y blancos brazos. ¡Marianela!!!... ¿Pero qué barullo es éste? ¿Levantas la casa? ¿Te mudas? Preparándome para Mar del Plata.

Cuando al fin aceptaba, ¡era de ver la alegría de la niña y la solicitud con que todo lo preparaba, entrando y saliendo en la cocina infinitas veces, improvisando los platos que sabía más del gusto del joven marqués y poniendo en movimiento a la servidumbre! Pero donde Marta ponía los cinco sentidos era en el café. Ricardo era un árabe, un sibarita en materia de café.

Será contradictorio, pero nada más natural que las contradicciones. Había dado yo cima al cumplimiento de un penoso deber y podía reposarme: había acabado la obligación que contraje y había acabado también, aunque dorada y fácil, la servidumbre en que yo había vivido. Me sentía de nuevo en plena libertad y esto me alegraba.

Si sólo escriben los hombres, la manifestación del espíritu humano se dará a medias: sólo se conocerá bien la mitad del pensar y del sentir de nuestro linaje. En los pueblos donde la mujer vive envilecida en la servidumbre, y no se la deja educarse y saber, la civilización no llega jamás a completo florecimiento: antes de llegar, se corrompe o se marchita.

Era el gran pasaje de su vida y se complacía en perpetuar su doble sabor de coraje y de muerte. Aquellos hombres, que parecían ablandados, emasculados por la servidumbre, se abalanzaron con presteza admirable, desnudando sus armas y descañando los hachones. El vio entonces, con certidumbre absoluta, sin fin inmediato; y se dispuso a vender caro su martirio.

consiguió en 1625 entrar definitivamente en la servidumbre de Palacio, ocupando una plaza de ujier de cámara de Su Majestad.

No hicieron el viaje juntos, por último escrúpulo de casado en una línea donde era muy conocido; pero al salir de la estación subieron en el brec de la casa. Cuando Nébel quedaba solo en el ingenio, no guardaba a su servicio doméstico más que a una vieja india, pues a más de su propia frugalidad su mujer se llevaba consigo toda la servidumbre.

Cuando esta mañana encontré sobre la mesa la carta que viste en que se me avisaba que don Rodrigo llevaba siempre sobre mis cartas, y se me ofrecía darme esas cartas por mil y quinientos doblones, me propuse averiguar quién era el que de tal modo, burlando el particular interés de la duquesa de Gandía y la presencia de la servidumbre, lograba penetrar hasta mi dormitorio.

Teobaldo le sostenía en sus brazos, y yo permanecía arrodillada junto a él, casi desvanecida. »Toda la servidumbre rodeó al Conde, prodigándole los socorros que aun ellos mismos creían inútiles, dada la gravedad de su herida. » dijo Teobaldo: ejecuten las órdenes del señor; pero agregó en seguida, déjennos solos con él.